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La academia Kimetsu sufre una gran perdida de dinero y las deudas crecen bastante rápido. Un día el presidente de Japón, Muzan Kibutsuji va a cobrar la deuda que tenía pendiente en estás, aunque no contaba con alguien.
Tamayo...
- ¿ Y ese mocoso maleducado quien es? Ahora estás cuidando el hijo de un completó desconocido, me das pena.
- ¿Pena? - cuestionó Tamayo. - Jamás debería darle pena, cuando ve a un padre y su hijo.
- ¡¿Tú?!
- No creo que haga falta presentación, madre ella es Tamayo, mi esposa. Cariño ella es mi madre, creó que las dos comparten ya una historia. - Dijo Muzan sosteniendo a Muzuko.
- Claro que la conozco, tanto tiempo sin vernos Suegra.
La reunión de toda la familia Kibutsuji sería un caos pero, nada comparado con unas confesiones.
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𝐾𝑂𝑁𝐼𝐶𝐻𝐼𝑊𝐴, 𝑆𝐴𝑌𝑂𝑁𝐴𝑅𝐴 𝐷𝐴𝐷𝐷𝑌
- Lady Tamayo -
-Tu no tienes el mínimo derecho de llamarme de ese modo.
- Oh vaya,pero, ¿esa mujerzuela si puede? Si que es bastante sinvergüenza -Comento apuntando hacia Tamayo.
- ¿No harás nada? Esta insultando a tú propia madre, eso es indispensable.
- Tú no tienes el mínimo derecho de llamarte a ti misma madre, de verdad que estás loca.
- ¡Ya bastante de peleas insignificante! - Dijo el adulto. - Muzan, disculpa que vengamos a interrumpir tu vida privada, solo se estaremos 2 días en tu casa, espero y no te moleste a ti y a tu esposa e hijo.
- No sé preocupe, pueden estar aquí el tiempo que gusten, claro si mantiene un margen perfecto, ¿Qué le parece suegra?
- A mi no me dirijas la palabra.
- Bueno, los empleados subirán sus cosas a sus habitaciones - Aclaró Muzan dándole a Tamayo en sus brazos a Muzuko. - Suban, yo voy en unos minutos los alcanzó.
- ¿Estas seguro? - Pregunto Tamayo pues, ella solo sabía el resentimiento que su esposo abordaba por sus padres. - No tienes porqué hablar con ellos en este momento, se lo mucho que de repugna hacerlo.
Muzan tomo las mejillas de su esposa, dándole una suave caricia, después de todo ella no había olvidado aquellos detalles de su juventud, amaba eso de aquella Loca y amorosa mujer.
- No tienes porqué preocuparte por mí, sabes más que nadie que eso los puede afectar - Dijo dándole un beso en la frente de Tamayo. - Además que hoy podré cobrar por lo que ti hicieron, se lo mucho que has esperado este momento.
- De verdad que eres despiadado.
- Dime algo que yo no sepa.
- ¿Podemos irnos? - Pregunto Muzuko, interfiriendo en aquella escena de sus padres.
