↳Capitulo 24: La flor del diablo

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El recuerdo es una capacidad de la memoria, que nos permite almacenar informaciones, retenerlas y devolverlas al presente eso es recordar algo o, si se prefiere, en eso consistiría el recordar algo. Desde este punto de vista, el recuerdo es una especie de resucitación de un evento pasado y vivido. La principal función de la memoria sería precisamente la de reproducir el pasado. Recordar quiere decir mucho más que tener a alguien presente en la memoria. Significa "volver a pasar por el corazón."

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— La flor del diablo —

10 años atrás...

La mirada de la pequeña niña se había desviado, con tan solo mirar el largo recorrido por aquel jardín hacia que su cabeza diera vueltas y vueltas, su mano aun era sostenida por su madre la cual le daba una sonrisa a la pequeña para calmar sus nervios, Pero nada de eso era de mucha ayuda. La enfermera se agacho a su altura para desearle una gran estadía en aquel lugar, aunque esta solo se limito a fruncir su pequeña frentes, está intentó tomar a la fuerza la muñeca de la niña, pero está no aceptaba sus súplicas.

— Mami. Quiero irme a casa, no me gusta esté lugar — La voz de la pequeña niña salió como un hilo, era bastante frágil. Su madre se limitó a no decir nada al respecto. — Mamá, ¿Me estás escuchando?

Su madre solo la volvió a ignorar, no quería escuchar los berrinches de la niña. Por otro lado, la pequeña Tamayo intento respirar hondo, mientras su pequeña nariz se deleitaba con el olor a pasto recién regado. La madre de la joven niña la miró con cierta impotencia, después de todo, la sangre de su única hija estaba infectada por aquella maldición de la familia de su amado padre, y la simple idea hacia que la mujer hirviera de irá.

La madre de la niña se arrodilló para quedar a la altura de su pequeña hija.

— Tamayo, escucha bien a mamá — Comentó su madre, mientras está arreglaba los pequeños cabellos azabache. — Tienes que estar aquí, hasta que te recuperes, luego de éso, tú padre te comprará el Kimono que tú desees. Haz silencio siempre y no hables con nadie, y sobre todo — Tamayo desvío su mirada en señal de desagradó, sabía lo que iba a decir, y eso le preocupaba de alguna manera.

— Le tengo que enviar una carta al joven Tsubasa lo sé. Ya me lo haz repetido 37 veces hasta llegar a nuestro destino.

— Así es mi niña — La infanta solo se limitó a soltar un pequeño puchero, está observaba como su madre limpiaba con sus manos una parte de su Obi. — Una dama no suelta suspiros o peor aún Tamayo, un puchero. Tienes que ser perfecta para que puedas traer honor a la familia Ubuyashaki. ¿Acaso quieres que tú pequeño hermano tenga un cuñado de quinta? Contestame.

Aquella preguntas que su madre siempre le hacía eran normales, ¿Verdad? Desde que ella tiene uso de razón los modales para ser una dama fueron instruidos por su madre, la cual pertenecía a una familia que seguia las tradiciones del antiguo Japón feudal. Su pequeña mente no comprendía que era lo que su familia ganaba con aquel compromiso, su deber, ese era el nombre que su madre le daba a sus pequeños tiempos libres, seguir las normas era bien, sólo debía seguir así. Cumplir los caprichos de su madre era un propósito para Tamayo, ya que está amaba la sonrisa de su madre.

﹋﹋ꜥꜤ ﹆ ❝𝐾𝑂𝑁𝐼𝐶𝐻𝐼𝑊𝐴, 𝑆𝐴𝑌𝑂𝑁𝐴𝑅𝐴 𝐷𝐴𝐷𝐷𝑌❞   𝑃𝐴𝑈𝑆𝐴𝐷𝑂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora