» ¿Estás buscando un dulce cuento de hadas? Bueno, este no es el caso. «
═ Cuando el joven príncipe del mar vio a aquella humana, sintió algo extraño en él, algo nuevo y... peligroso. ═
Género: Fantasía, romance, transmigración, terror.
Te volviste más indispensable que el aire que respiro,
mi único sol, ya ni siquiera recuerdo como era estar sin ti.
✽◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈✽
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡No volveré a repetirlo!— grito la princesa, la fiera mirada hizo temblar al joven muchacho sin saber que más hacer, se apresuró a arrodillarse a sus pies suplicando clemencia.
—Le juro su majestad, que no lo sé. Solo fui por la cena de mi joven maestro y cuando regrese él ya no estaba— sollozo el joven.
—Incluso, dejo caer su collar—el pobre muchacho respiro entrecortadamente y luego añadió—. El que le regalo su majestad, él jamás se quita su collar, ni siquiera para dormir— le entrego a la joven princesa el collar, ahora con una grieta atravesando el adorno principal.
—¡Muévanse todos!— su grito resonó en todo el lugar—. El príncipe debe regresar a salvo al palacio o de lo contrario haré que sus cabezas ruedan mañana— el tono cruel y ardiente de sus palabras le heló la sangre a todos los ahí presentes.
Su princesa, a la que tanto adoraban, aquella mujer que siempre tenía una sonrisa en el rostro, de un alma alegre y bondadosa, la joven rubia que servían y contemplaban, en este momento solo les causaba terror.
—¿Qué es todo este escándalo? ¡¿Has enloquecido Alex?! Nunca antes habías hecho algo semejante.—Zachari le siguió de cerca, colérica por las acciones de la noble heredera.
—Tú eres la que no entiende la gravedad de esto— la princesa se giró, encarando a su asistente—. No está, desapareció y nadie sabe exactamente hace cuanto, podría estar en cualquier lugar, en medio del peligro, o al borde de la muerte, y esta bola de inútiles aún no hace nada— bufo exasperada, pasándose una mano por el cabello, revolviéndolo en el proceso.
—Pero todo el castillo está rodeado de guardias, e incluso los nobles caballeros tienen que ir en compañía de guardias o se les negara la salida ¿Cómo es que paso? — la sorpresa en sus ojos se convirtió en ira cuando miro a los guardias cerca de ella.
—Avisen a todos aquellos que hicieron guardia anoche que los quiero ahora mismo frente al jardín central, si falta alguien inmediatamente será acusado de traición. Ahora, dense prisa— la fiereza en su voz asusto a todos, y pronto en aquel pasillo solo quedaron ella y la princesa heredera.
—Zachari, ¿qué voy a hacer? Yo no puedo— le dijo a su amiga que le miraba avergonzada por su error—. Ya no puedo vivir sin él—suspiro derrotada, como aquel soldado que perdía en la guerra y regresaba vestido en tristeza y desdicha.
—Pronto lo hallaremos, ya lo verás—palmeo su hombro y se fue.
El tiempo que tomo Zachari en interrogar a todos los guardias fue un suplicio, cada minuto era un tormento, solo de pensar en lo que Denizin estaría sufriendo.
¿Qué le hicieron? ¿Dónde lo llevaron? Y la pregunta que más le aterraba: ¿seguiría vivo?
Todas ellas le aterraban, sumándole a eso que aún no tenía noticias del grupo de búsqueda que mando. No podía ni siquiera concentrarse en pensar donde podría estar su amado.
—Alex— grito Zachari entrando a su oficina, ya sin aliento por la prisa—. Ya lo descubrimos, un soldado vio salir al segundo hijo de la condesa de Campanilla, iba acompañado de dos guardias que el joven trajo desde el territorio de la condesa con él. Quien los vio dijo que ellos llevaban un gran baúl con ellos y que cuando regresaron ya no lo traían consigo.—
—El joven de la casa Campanilla pago para que se lo llevaran en barco a las Islas del este, lo confeso uno de los administradores del puerto—le entrego una hoja con lo que parecía ser horarios de partida de los barcos.
—Según lo que me informaron, se lo llevaron en "El Tempesta". Partió hace una hora, a estas alturas ya debe estar muy lejos de nuestra costa—le dio un leve vistazo a la rubia cuando esta se levantó y salió de la habitación.
—¿Qué estás haciendo Alex?—corrió detrás de la princesa.
— ¿No es claro? Iré tras él, o ¿lo has olvidado? La mala fama que tiene los habitantes de las islas del este. Cada trato comercial que tenemos con ellos es manejado de forma muy cuidadosa, porque ellos no son de confianza. — Ambas llegaron a los establos donde la rubia se apresuró a ensillar su caballo.
—Pero no puedes ir sola, te acompañaré—decidió Zachari.
—No, tú te quedarás aquí, sabes que eres la única en quien confió. Y además aún siguen aquí los jóvenes nobles, no sabemos si alguien más intentara alguna asquerosa artimaña como la que hicieron— Zachari pudo notar la molestia en su voz cuando pronuncio esas palabras.
—Su alteza—una hermosa voz llego junto a ellas junto al sonido de suaves pasos—. Sé lo que ha escuchado, pero le juro que todo eso es mentira, yo jamás haría algo así—el joven castaño se arrodilló a los pies de Alexandra.
—Así que ¿tú eres el segundo hijo de la condesa de Campanilla?— le dio una mirada escrutadora.
El chico solo asintió, claramente asustado.
—Será mejor que Deniz no tenga ni un solo rasguño o te advierto que incluso me suplicaras por la muerte—fue lo último que dijo antes de subir al caballo y galopar lo más rápido que pudo.
—Señorita Zachari, le juro que yo no hice nada, no recuerdo haber salido al puerto en ningún momento, se lo juro por mi madre—el joven sollozo aún arrodillado en el duro suelo.
—Si eres inocente o no, se verá cuando el joven Denizin de su declaración. Si eres sentenciado o no es decisión solo de su alteza, Alexandra—Zachari vio al joven temblar por un momento, tal vez imaginando su destino—. Ahora, joven de Campanilla, mi único consejo para usted es que comience a rezar, tal vez así el señor se apiade de usted— le dio una ultima mirada al joven antes de regresar al interior del castillo.