» ¿Estás buscando un dulce cuento de hadas? Bueno, este no es el caso. «
═ Cuando el joven príncipe del mar vio a aquella humana, sintió algo extraño en él, algo nuevo y... peligroso. ═
Género: Fantasía, romance, transmigración, terror.
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—¿De verdad nunca has estado en un festival?—Alexandra pincho con su tenedor un trozo de fruta de su plato llevándoselo a la boca.
El nuevo día ya había empezado, llenando de vida al castillo nuevamente, ahora por las ventanas los rayos del sol tan cálidos y suaves entraban llenando la estancia de preciosas tonalidades y tocando suavemente los pies de Alexandra y Denizin bajo la mesa en la que almorzaban y que el mantel no alcanzaba a cubrir.
—Así es, no es porque no quisiera, es solo que mis padres y hermanos mayores nunca me lo permitieron. Ellos temían que algo malo me ocurriera.—La sonrisa nostálgica del chico estrujo el corazón de la rubia.
—Bueno, nunca es tarde para comenzar una nueva aventura. Además, no podemos desaprovechar esta oportunidad, esta semana es el festival de Shirut.—Exclamo dándole una sonrisa al peliblanco antes de beber de su copa.
—Supongo que sería divertido, el único problema es que no creo que pueda pasear por el lugar, yo solo sin perderme.—La mirada cabizbaja del hermoso chico robo la atención de todos los sirvientes que lo miraban aún asombrados por su belleza.
"¿Qué nunca han visto a un tipo guapo? Dejen de mirarlo como si fuera una nueva atracción"La mirada furiosa de la joven princesa logro sacar a algunos de su profundo escrutinio hacia el joven, aunque había muchos otros que, aun después de ello, ni siquiera reaccionaban.
—Entonces supongo que tengo buenas noticias para ti, porque si me lo permites, yo seré tu guía para esta nueva aventura de hoy, te aseguró que te mantendré a salvo y nos divertiremos mucho.—Sabía bien que ahora su ego estaba por las nubes al ser la más cercana al joven y amable Denizin, pero se merecía disfrutar el momento.
"Ni siquiera sé cuanto tiempo se quedara en este lugar, y él tampoco me ha querido contar mucho sobre su familia, quizá aún no tiene la confianza para decirlo, así que solo queda esperar"
—Sí, creo que eso me agradaría. Sin embargo, no quisiera que tuvieras problemas con la señorita Zachari o con alguno de los jóvenes caballeros de anoche por acompañarme este día.—Respondió él, aun con su mirada sobre su plato.
—Muchas gracias.—Denizin sonrió suavemente al viejo mayordomo que le había traído un flan con una cobertura de caramelo y un fragante olor a vainilla.
El hombre sonrió enternecido al ver las rosadas mejillas del albino acompañadas de una sonrisa de alegría pura y una inocencia que solo Denizin podía dar.
Debía admitir que este joven se estaba ganando poco a poco el corazón de todos, muy a pesar de sus acciones extrañas o las palabras que ella no reconocía y que él le daba a algunos objetos, aquello era casi como si hablaran idiomas diferentes; no obstante este chico tenía algo que lo hacía brillar, resaltar entre una multitud.
Quizá era esa aura de inocencia que parecía emanar de él, o esa curiosidad como la de un niño que él poseía.
—No tienes que preocuparte por ellos, Zachari estará ocupada organizando todo para la actividad de mañana y no tengo planes de reunirme con esos caballeros en varias horas.—Insistió, recibiendo un asentimiento del chico con las mejillas abultadas y llenas de flan.
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—Hay tantos colores y muchas personas aquí.—Deniz levanto la cortina del carruaje, asombrado por cada cosa que sus curiosos ojos captaban.
—Sí, estos días son más animados de lo usual, muchos comerciantes del reino vienen a estos eventos para promocionar sus productos.—Dijo Alexandra abriendo la puerta del carruaje y bajo de él, sintió la firme tierra bajo sus pies y el fresco viento con la esencia del agua salada.
Le tendió la mano a Deniz, quien la acepto con una sonrisa, descendió lentamente del carruaje, como si temiera por cada paso que daba.
—¿Qué son esos?—Denizin corrió arrastrando a la princesa, de quien aún sostenía su mano, hasta una exhibición de animales de diversas especies.
Se acercaron hasta un conejo blanco y esponjoso, casi tan grande como el antebrazo del joven, los brillantes ojos rojos del animal les miraron por un rato y luego volviendo a la comida frente a él.
—Es un animal de tierra, un conejo, ¿te gusta?—Ella miró al animal, pensaba que era lindo, pero no lo suficiente. Era más bien, aceptable, una de sus orejas tenía una cicatriz que la atravesaba, y las almohadillas de sus patas eran duras y ásperas, de un color café casi grisáceo.
Este espécimen no podía compararse a los conejos que su padre criaba, cuyos pelajes brillaban bajo el sol, y cada caricia a ellos te hacía amarlos, incluso en su infancia recordaba pasar horas rodeada de ellos y disfrutar de la suavidad de sus rosadas patitas en su mano mientras jugaban sobre el pasto y las flores.
—Sí, jamás había visto un animal como este en casa, ¿puedo tocarlo?—Deniz acerco su mano vacilante a la criatura, esperando el permiso de la chica, y cuando al fin lo obtuvo su preciosa sonrisa brillo de nuevo.
—Si te gusta tanto podría ser tuyo.—La rubia acaricio una de las orejas del animal con una suave sonrisa, este no era un conejo de primera clase, pero si a él le hacía feliz valdría la pena.
—¿Puedo tenerlo? ¿De verdad?—La miro sorprendido, en su voz una mezcla de pánico y felicidad.
—Claro, si algo te gusta es natural querer tenerlo. Además, eres mi invitado, haré todo lo posible para que disfrutes tu estadía en mi reino.—Le dio un par de monedas al vendedor.
—Muchas gracias, te prometo que lo querré por siempre.— Deniz abrazo al animalito suavemente, era una criatura maravillosa, se preguntaba que pensarían sus hermanos y su madre al mostrárselos.
"Pequeño conejo terrestre, me pregunto cuanto soportaras bajo el agua antes de morir" Denizin seguía acariciando al animal, y con su corazón, casi rebosante de felicidad, volvió a tomar la mano de la mujer rubia entre la suya.
