Actos De Fe II

183 6 1
                                    

El agarre de Yoongi en la cabeza de Jungkook era firme, pero la forma como pasaba sus labios por su mejilla directo a los de él, delataban el temor de que se esfumara de pronto.

—¿Cómo es que estás aquí?—susurró.

No sabía si deseaba tanto saber su respuesta como besar sus labios; los probó y soltó afirmando bien su cuerpo para mantenerlo con él.

Jungkook jadeó ante una vieja y conocida tensión cuando sus ojos se unieron a los gatunos de él. Estaban enrojecidos. Eso volvió a hacerle notar el nudo de su garganta.

Yoongi buscó resguardarlo en la seguridad de su departamento mientras Jungkook batallaba para sonar firme al hablarle sobre los labios.

—Yugyeom, él me llevó de regreso a la mansión. No había forma de que pudiera permitirle mantenerme encerrado.

Yoongi aseguró la puerta para después sentar a Jungkook en una de las sillas frente a la barra, recordando la fragilidad de su vientre. Durante ese trayecto Gato no dejó de hacerse notar al maullar alto, paseó por sus pies, pero esta vez fue ignorado por ambos. Yoongi pegó su frente a la de Jungkook al tiempo que le acariciaba la mejilla con más fuerza de la necesaria.

—¿Tuviste problemas?

Jungkook negó despacio esperando el beso que esos labios sensuales buscaron al acercarse.

—Lo siento tanto, Jungkook.

Cuando el alfa llevó la segunda mano a su rostro y lo vio tan cerca a los ojos, las ganas de llorar le volvieron maximizadas. Le sonrió y cerró los ojos cuando no resistió el deseo de besarlo. Yoongi correspondió con ímpetu y pronto una mano grande bajó de su rostro a apretar su cintura. El sonido gutural de Jungkook disparó una ola de calor abrazante por ambos cuerpos.

La ambicion de Yoongi–que nunca menguó–de mantenerlo con él, se transformó en seguridad pura: no había forma de que alguien se lo arrebatara de las manos ahora. Atrajo su cuerpo al suyo y apretó tanto sus manos en él que volvió a escucharlo gemir. Jungkook, jadeante, se abrazó a su cuello y separó sus labios cuando la lengua de Yoongi lo invadió. Mezcló sus dedos en su negro cabello y, mientras lo atraía a él, reconoció que el sabor a alcohol antes común en él, ahora era reemplazado por sabor a menta; pese a ello, la voracidad del beso era mucho más grande de lo que recordaba. En esa figura desgastada que lo besaba y le apretaba el cuerpo podía sentir al antiguo Yoongi más vivo que nunca. Jungkook disfrutó su contacto y fuerza cuando le separó las piernas, Yoon se inclinó sobre él obligándolo a apoyarse contra la barra. La excitación en forma de agua caliente que resbaló por su cuerpo le nubló tanto la razón como ya lo hacía con él.

El mayor dejó sus labios con un jadeo ronco.

—Te extrañé tanto—le dijo. Su aliento caliente en el oído lo estremeció completo. Jungkook se percató de la forma en que sus pezones sobresalían sobre su camiseta y de pronto encontró inmoral la posición en como ambos se encontraban.

Los labios húmedos de Yoongi haciendo contacto con su cuello volvieron a sumegirlo en la pasión que siempre lo haría obedecer a sus instintos. Esta vez, Jungkook quiso hacerse dueño de lo que estaba sintiendo.

—Debemos hablar—susurró llevando sus manos al rostro de Yoongi, apartándolo.

—Sí. Después.

Él buscó de nueva cuenta sus labios, pero Kook ladeó su rostro. Con un poco más de firmeza se recompuso y se levantó.

La evidente necesidad que Yoongi tenía por más contacto fue visible en la forma como lo miró al notarlo apartarse.

—Por favor—suplicó—Papá está en casa.

Consecuencias «YK» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora