Capitulo 12

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Dentro de aquella sala, la voz que por mucho tiempo estuvo reprimida, cobraba fuerza:

— ...Esa es la razón por la que no puedo aceptar el matrimonio. Mis sentimientos de ahora son imposibles de cambiar. Lo quiero a él... es quien ha estado en mi mente durante todos estos años. Esto no es algo que pueda remediar la meditación o cualquier otra enseñanza que los superiores deseen imponerme. Lo he intentado de todas las formas posibles, pero ahora ya no puedo negarlo. Reprimir mis sentimientos tampoco es una opción. Lamento mucho que tenga que decirlo en éstas circunstancias... me disculpo si no estoy cumpliendo con sus expectativas... Espero que puedan entender mi decisión-

—¡Lan XiChen! ¿Perdiste la cabeza? ¡¿Cómo te atreves...?! ¡En una situación así...!

—¡¿Cómo puedes decir algo tan inaceptable?! ¡Con un hombre...!

De entre el grupo de ancianos, muchos permanecieron silenciosos en una aura de pesadumbre, quizás resignados a la decisión ya tomada. Aquellos que no pudieron soportar, habían olvidado toda buena conducta, reprochando con amargura cada palabra del heredero de la secta Gusu Lan, entre quejas e intercambio de murmullos.

Aquel joven hombre, por su parte, se mantuvo sereno ante cada regaño. De vez en cuando, los ojos gentiles de color ocre, reflejaban un cierto brillo acuoso de tristeza, al dirigirse hacia el único mayor del grupo, que no había expresado nada en todo ese tiempo.

Ya se encontraban dentro del Hanshi. Un gran grupo de superiores discutían sobre la inminente desgracia cerniéndose sobre la secta.

Nadie tocó las tazas de té dispuestas en la mesa del centro, éstas hace mucho dejaron de humear y ahora las rodeaba la misma silenciosa frialdad del ambiente.

En vista de tan crudo silencio, Lan XiChen sentía que se le partía el pecho en desespero. Buscó el consuelo de su tío una vez más, creyendo que su sinceridad era suficiente:

—Shufu... sé que no es lo que usted esperaba de mi resolución, pero créame que estoy dispuesto a enfrentar las consecuencias. No importa lo que cueste, voy a proteger Gusu Lan. Lo único que pido es que se respete mi futuro personal. Quiero casarme a su debido tiempo, con la persona que yo he elegido. Jiang-

El sonido de un chasquido contra la suave carne exalto a todos los ancianos presentes.

Lan QiRen todavía mantuvo su mano en el aire, con la fuerza rígida con la que había golpeado, aunque su cara rebosaba de tristeza. Muy dentro de sí, este hombre estaba hecho trizas, porque creía estar reviviendo la misma terrible escena de su propio hermano mayor, desafiando a todos sus superiores por esa excusa de estar enamorado. Ese sentimiento que considera el más irrazonable de todos, estaba a punto de volver a destrozar el futuro de un Lan.

¿Cómo podría estar tan tranquilo si perdía a su sobrino? Ese joven tan bien portado, con un futuro prometedor, tan lleno de buena voluntad e ingenuidad. Al que crio como a un hijo propio.

Él no quería perderlo de la misma manera en que perdió a su hermano mayor.

Se contuvo durante todo ese tiempo, escuchando la absurda historia de Lan XiChen, enamorado del joven heredero de la secta Jiang. Escuchó todas las razones, que a su juicio, eran desvaríos provocados por un capricho de su sobrino, hacia alguien que ni siquiera podría corresponderle.

Ni siquiera quiere considerar ese hecho de que ambos son hombres.

Lo más escandaloso, es haberlo dicho frente a todos los respetables miembros del consejo: ancianos muy conservadores que ya cuestionan mucho las capacidades de Lan XiChen.

Lo que lo empeora todo, fue haber dado un rechazo al ofrecimiento de QiShan Wen, por esa razón de "tener a una persona en su corazón". Sin pensarlo, su sobrino dio una excusa que puede ser considerada ofensiva, si ya de por sí esa secta está buscando razones para volverlos enemigos.

Me convertí en Omega [XiCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora