Capitulo 8

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Siempre tuvo sueños de su tierna infancia. Cuando su vida solo consistía en deambular por el Embarcadero de Loto, siendo señalado como el futuro líder, un orgullo de Yunmeng al que los mayores adulaban y los niños evitaban.

No tenía amigos por aquellos días. Era un niño orgulloso, diciendo que no necesitaba a nadie excepto a sus dos perros espirituales que le habían obsequiado: Princesa y Amor.

Pero aunque no tuviese amigos y evitara estar cerca de los otros niños, estos solían ser muy crueles con él. Envidiaban sus cosas, al mismo tiempo que se burlaban de su personalidad. Muchas veces fue golpeado con rocas o palos, entre interminables burlas.

Con el tiempo, él había creído muchas de esas palabras. Por ejemplo, el hecho de que no tenía un talento como el de sus padres.

Se sentía poca cosa, constantemente criticándose a sí mismo, se exigía tanto, que no quiso mostrar ningún tipo de debilidad. Esa dura coraza creada en su exterior, en realidad fue muy frágil. Cuando estaba a punto de romperse, perdía el control de sus emociones y se desquitaba con otras personas, arremetiendo con golpes o palabras tan duras como las que usaba sobre él mismo.

En casa tampoco fue tan bueno como las personas creían. Provenir de una buena familia, sobre todo con la carga de ser el heredero de una rica y prestigiosa secta, fue parte de un tormento para él.

No importaba si era un niño, su madre lo obligaba a estudiar duramente y obtener los mejores resultados. Culpa de esa presión y la que él ponía sobre sí mismo, solía fallar muchas veces, con resultados apenas aceptables.

La indiferencia de su padre fue igualmente dolorosa. Quería obtener al menos una poca de su aprobación, una sonrisa o un elogio, como los que Wei WuXian recibiría cada día desde que se unió a la casa Jiang. Pero mientras más se esforzara en los entrenamientos, intentando ser un digno hijo, su padre remarcaría sus fallos, resultando en otro fracaso.

El único cobijo a toda esta amargura, había sido su hermana mayor. Pero él sabía que no podía depender de ella como un niño para toda la vida. Quería protegerla, ser tan confiable que su hermana pudiese apoyarse en él también. El resultado de todo, es que su A-jie buscaría a Wei WuXian para buscar apoyo, como si é no fuese confiable.

Y su hermano de secta, Wei WuXian, se convirtió en un hermano con el que podría romper un poco esa tediosa rutina. No importaba que su presencia le despertara un constante complejo de inferioridad, porque quería a su hermano. Era su familia, como sus padres y su hermana.

Si mejoraba al menos un poco, paso a paso, tal vez al final conseguirá ser digno de todos ellos.

Conforme creció, perdió esa inocencia y los pensamientos ilusorios de mejoría.

El primer golpe de realidad fue haber perdido a sus dos mejores amigos, sus queridas mascotas espirituales que siempre lo acompañaron en los momentos más difíciles.

A partir de ese entonces, sin importar cuánto intentara mejorar o mirar un lado positivo, siempre sucedería algo que lo arrastraría a la frustración y la tristeza.

Es por eso que, cada vez que dormía profundamente, en un momento de tanto cansancio del mundo, Jiang Cheng soñaría con los momentos de mayor luz en su vida: sería un niño, deambulando felizmente por el Embarcadero de Loto, junto a sus dos mascotas.

Sentado en la orilla del muelle, sus pequeños pies se mecieron en la superficie del lago. Por la lejanía, se apreciaban las flores de loto en plena floración, acompañado de un atardecer cálido al horizonte. Este era su pequeño paraíso, lejos de la realidad.

Jiang Cheng se inclinó hacia el lago para mirar su propio reflejo, era una imagen infantil, el pequeño rostro con trazos de inocencia, daba sus primeros pasos a un ceño perpetuamente fruncido. En los ojos almendrados, hay un rastro de alegría que ha perdido con el paso del tiempo. Su pequeñas cejas se tensaron, descendiendo mientras él miraba su propio reflejo.

Me convertí en Omega [XiCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora