Capitulo 11

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—Ni siquiera lo intentes.— cada palabra fue remarcada con una hostilidad nunca antes vista. 

Incluso Jiang Cheng se quedó congelado. Él se había percatado de todo, un segundo tarde, debido a la repentina voz de aquel heredero de la secta Gusu Lan. No fue capaz de hacer nada, excepto parpadear, mirando directamente a ese rostro que siempre fue calmo y gentil, ahora emanaba un aura peligrosamente fría.

Lan XiChen estaba de pie entre él y Wen Xu.

Su esbelta mano blanca, sujetaba firmemente esa muñeca gruesa de aquel Wen.

La comparativa era absurda, considerando que uno aparentaba ser un caballero noble y elegante, pregonando justicia sin violencia; mientras que el otro era un hombre corpulento, quizás un guerrero acostumbrado a las peleas sanguinarias.

Sin embargo, el que dominaba ese agarre era Lan XiChen, quien a pesar de tener mano tan esbelta, logró torcer el brazo del otro, cambiando la dirección en que estaba extendida.

Ahora ya no parecía que ese hombre iba a tocar a Jiang Cheng, su dirección había cambiado bruscamente, hasta que su mano se torcía tocando su propio muslo.

Había un leve temblor en los dedos de aquel hombre corpulento, culpa de la fuerza que aplicaba, para intentar detener ese sometimiento. Pero no fue posible repelerlo, hasta que aquel hombre sonriente y aparentemente gentil, dejó de usar esa monstruosa fuerza de torcedura.

Los dos hombres compartieron una mirada infestada de agresión, sin conocerse siquiera, ya se apreciaban llamas y truenos letales a través de sus ojos.

Este sentimiento había surgido por una sola persona en común: el joven loto que está parado junto a ellos, desconcertado.

Por supuesto, ninguno discutiría en voz alta, sobre las razones por las que quieren alejar al otro.

Así que se limitaron a gestos y miradas amenazantes.

En algún momento, la fuerza de Lan XiChen había vuelto a aumentar, debido a esa sutil risa de burla que había aparecido en el rostro de Wen Xu.

El primer jade fue quien lo acompañó con otra sonrisa, sin burla, pero bastante fría, cuando notó a ese hombre corpulento, tratando de usar su otra mano para intentar liberarse del agarre.

Wen Xu quiso imitar el mismo sometimiento bajo el que fue puesto por ese Lan, pero apenas atrapó la delgada muñeca blanca, se dio cuenta que la fuerza de sus manos no se comparaba.

Aquellos segundos fueron, sin ningún asomo de duda, un momento desafiante para el heredero de la secta QiShan Wen, pues había encontrado a un hombre cuya fuerza rivalizaba a la suya.

Abrumado por ese suceso, Wen Xu quiso valerse de su espada, pero Lan XiChen estaba bastante atento a sus movimientos; frunció un poco esas suaves cejas, utilizando una rápida maniobra para golpear el robusto pecho del hombre, con un golpe de palma impregnado de energía espiritual.

Wen Xu fue sacudido, su cuerpo se tambaleó hacia atrás, dando algunos pasos para estabilizarse. Él torció los labios en otra sonrisa de burla, como si aquel golpe le hubiese despertado el espíritu de lucha.

Jiang Cheng estuvo atento a cada uno de los movimientos de ambos, aunque quería interponerse o decir algo, simplemente no podía entender a qué se debía ese enfrentamiento.

Su corazón se empequeñeció con un estrujo de pánico, al contemplar cómo pasaron de darse golpes impregnados de energía espiritual, a desenvainar sus espadas en un enfrentamiento agresivo.

El "clank" de ambas espadas chocando fue tan intenso, que resonaba casi tan turbulento como el retumbar de rayos y truenos, desatándose frente a sus ojos, sin que pudiese detenerlo.

Me convertí en Omega [XiCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora