365 Days with you (YAOI)[BakuTodo]

Día 8 - Resfriado

Un tenue ruido a lluvia fue la compañía con que sus oídos recibieron al despertador. Pagando la alarma, permaneció por algunos instantes recostado. Un minuto. Dos minutos. Seis. No se escuchó abrir o cerrarse la puerta del cuarto sobre el suyo. La noche anterior habían tenido una maratón de películas y terminaron por irse a dormir tarde, por lo cual seguramente debía ser de los primeros en estar despierto. Levantándose, Bakugo tomo su ropa y se dirigió a tomar un baño, mismo donde se topó con Midoriya, quien parecía estar por hacer lo mismo.

—Buenos días, Kacchan —lo saludo el de cabellos verdes tras terminar lavarse los dientes—. ¿Todoroki-kun aún no se ha levantado?

—Una maldita batería tuvo la idea de ver películas hasta tarde —dando una mirada neutral a su acompañante, Bakugo cepillo sus dientes antes de seguir—. ¿Acaso crees que puede despertarse temprano con cuatro horas de sueño?

Pensando en ello, Midoriya se sintió tonto con su propia pregunta, Todoroki no era alguien a quien le sentara bien dormir pocas horas, para dicho chico eran necesarias sus ocho horas de sueño completas para funcionar bien por la mañana.

Encontrándose dentro del baño, Bakugo daba pequeñas miradas hacia la puerta cada vez que escuchaba pasos aproximarse, esperaba que alguno de ellos perteneciera a aquel chico de duales cabellos, sin embargo, este nunca apareció. Para cuando termino su baño, fue hacia la cocina, aquel día le tocaba cocinar. Mientras preparaba todo, vio llegar a Uraraka, algo extraño, pues ese día se decidió que sería Todoroki quien le ayudaría. Cuando el comedor ya tenía reunida a toda la clase, se hizo notar la ausencia de una persona. Junto a Bakugo, esa silla vacía causaba preocupación, poco faltaba para la hora en que todos se iban al edificio principal de U.A. y Todoroki continuaba sin aparecer. Siendo el primero en terminar, Bakugo decidió ir a ver qué ocurría con aquel chico.

Tomando el elevador, subió hasta el quinto piso. Camino por el pasillo y a mitad de este un sonido lo hizo detenerse. Al principio pensó haber escuchado mal, sin embargo, con forme se fue acercando a la segunda puerta habitada, pudo escuchar con mayor claridad unos tosidos bastante fuertes. Tocando, una respuesta fue interrumpida por un tosido. Unos pasos se escucharon y al poco una cansada mirada bicolor se asomaba—. Bakugo —pronuncio Todoroki en un fino hilo de voz que pareció haberle supuesto gran dolor a su garganta. Sus mejillas poseían un pronunciado tono carmín. Un nuevo ataque de tos lo hizo voltear hacia otro lado, su garganta volvió a sentirse adolorida.

Sin esperar permiso por parte del contrario, se adentró en la habitación. El uniforme seguía colgado en la puerta, pero el futon donde dormía Todoroki no estaba. Era seguro que dicho chico había tenido, cuanto menos, la intención de ir a clases pese a su evidente malestar. Mientras volvía a escuchar tosidos, se dirigió hacia el armario y saco el futon, lo extendió e hizo al contrario recostarse.

—¿Desde qué hora has estado así? —pregunto.

—Cuando me desperté... ya me sentía así... —la voz contraria apenas poseía suficiente fuerza para hacerse escuchar, su propietario resoplaba a causa de la fiebre y lucía cansado. Un termómetro dictamino su temperatura, 38°. Buscando en el armario, Bakugo encontró una bandeja, en la cual puso agua y una toalla que humedeció para después ponerla en la frente de Todoroki—. V-vas a... llegar tarde... —pronuncio el de duales cabellos con sus ojos cerrados.

—Vendré a verte durante el almuerzo.

Arropando apropiadamente a Todoroki, Bakugo se aseguró de dejar a un nivel bajo la calefacción del cuarto. Al bajar a la planta baja, todos habían estado esperándolo, aun si eran contadas las ocasiones en que aquel chico de cabellos bicolor fue ingresado al hospital por heridas o lesiones durante sus impulsivos enfrentamientos contra villanos, nunca se le vio resfriado o enfermo de algo en particular. Sabiendo que poco podían hacer, solo podían esperar a que se recuperara pronto.