El peso de los hechos recientes se hizo notorio en cada uno de nosotros, aunque cada quien lo demostraba de distintas formas.
Arturo estaba molesto, molesto con los soldados, molesto con Kali, molesto con la reina Kekek, molesto con él mismo y hasta molesto con mi padre por no permitirnos ayudarle.
Kali tenía el ceño fruncido, a pocos minutos de regresar a la posada salió por comida, y luego de hacer entrega de esta y comer junto a Arturo y a mí salió nuevamente.
Ciro no había despertado, y yo me mantuve junto a él, alternándome entre observar por la ventana, sentarme en una silla, sentarme en el suelo, y sentarme en la ventana. De vez en cuando acariciaba su cabello o secaba las lágrimas que se asomaban entre sueños.
Yo misma había dedicado un tiempo para llorar y analizar lo ocurrido, no asumía haber superado lo que habíamos vivido en tan solo unas horas, pero me había propuesto seguir adelante, por el sacrificio de mi padre y por todas las vidas perdidas.
Hablé un poco con Arturo sobre mi padre y lo que le deparaba el destino, o más bien esa mujer, y tras una larga charla ambos consideramos que mi padre seguía vivo, a pesar de sus heridas, aunque fuera para torturarlo en busca de información de Ciro y mía.
Sentía que me desmoronaría en cualquier momento de tan solo recordar la crueldad de la reina, pero quería concentrarme en estar ahí para Ciro, no podía ni imaginar el dolor por el que debía estar pasando, así como para Kali y Arturo, que sorteaban sus propias batallas.
Ya pasado el mediodía, Kali volvió con algunas bolsas bastante grandes, aunque parecía desprovista de algunas de sus joyas que solía lucir sin afán de presumir, entre ellas su anillo de compromiso.
—Conseguí más cambios de ropa, también medicinas por alguna emergencia y armas... Solo son dagas y un arco con varias flechas para el príncipe, no quería comprar espadas o una lanza para mí, sería demasiado llamativo... —Vi en sus ojos un atisbo de tristeza, se veía un poco desesperanzada—. También compré un par de botas para ti, Nisha, noté que aún usas esos zapatos con tacón. —Dejó la bolsa en el suelo y se acercó a Ciro, en ese momento me encontraba sentada a los pies de la cama que utilizaba él.
—No son tan altos... —murmuré mientras ella ponía una mano en la frente del príncipe.
—Aun así necesitas algo más firme y resistente, además que llamaría la atención que uses ese tipo de ropa con esos zapatos. —Asentí, aventurándome a pensar cuál sería nuestro siguiente movimiento.
—Kali, ¿dónde está tu anillo?
Observé a Arturo, hace varias horas había dejado de refunfuñar y quejarse de la situación, estaba semi recostado en la cama, observando atentamente a la guardia.
—Debido a que muchas vidas de parte de la servidumbre se perdieron, se anunció un recuento de víctimas, entre ellas está el conde Otoniel.
—Oh, lo siento... —Ella levantó los hombros, con expresión triste.
—Estoy bien, supongo... El anillo me fue de utilidad, luego de empeñarlo gané muchas monedas de oro, gracias a eso podremos sobrevivir por algunas semanas, quizá algunos meses. —Se sentó en la única cama vacía luego de examinar el estado de salud en que se encontraba Ciro.
—Deberías dormir un poco, Kali... Si ocurre algo, Arturo o yo te despertaremos de inmediato. —Asintió y se recostó, con un fuerte suspiro, luego de varios minutos pude oír como su respiración se tornaba más calmada.
Volví la mirada a Ciro, se veía tan apacible y tranquilo que temí despertarlo por error, aunque sin duda en el momento de su despertar le daría la comida que esperaba por él en una mesita, sin aceptar ninguna queja de su parte.
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Lᴏ ϙᴜᴇ ʜᴀʏ ϙᴜᴇ ʜᴀᴄᴇʀ
Teen FictionNisha era una simple cuidadora de un invernadero, ¿qué haría la reina en un lugar como ese? ¿Qué querría de Nisha? ❁Importante❁ No estoy romantizando los matrimonios forzados, estoy totalmente en contra y creo que cada quien debe escoger su propia v...