Sonaba la campana y los estudiantes salían como una horda de zombies en el medio de un apocalipsis, sus caras pálidas y sus expresiones de disgusto hablaban por si solas. La semana de exámenes era la peor época del año para cualquier estudiante, especialmente para los de la aclamada academia Inazuma, la escuela más exigente del país. Thoma arrastraba sus pies por el pasillo como si sus piernas hubieran dejado de funcionar y miraba a la nada con unas enormes ojeras que delineaban sus ojos verdes. El joven solo tenía un lema de vida y este lo aplicaba para todo: "no hay nada que no se logre con trabajo duro". Tal vez esas largas noches de "trabajo duro" eran la causa directa de su tremendo cansancio.
— Necesitas dormir más. - dijo Ayato, su mejor amigo, alcanzándolo de atrás con una media sonrisa y también sosteniendo la cantidad enfermiza de cosas que debían estudiar.
Si Thoma tuviera que describir al mayor de los Kamisato con una sola palabra, esa seria elegancia. Su postura recta, su cabellera azul clara perfectamente asimétrica, su expresión tranquila pero imponente, su voz grave que era musica para sus oídos, ese lunar perfectamente localizado a pocos centímetros de unos labios rosados y esas largas pestañas que creaban un marco para los ojos mas hermosos que jamás había visto... podría perderse en esos ojos violetas por una eternidad si el destino se lo permitiese, todo eso de forma completamente platónica, claro está.
— Es medio hipócrita que lo digas tú, ¿o quieres que recuente todas las veces que te quedaste dormido en tu escritorio y tuve que arrastrarte a tu cama? - respondió Thoma acompañado de una leve risa.
El campus del colegio era enorme, y al ser una escuela privada de renombre mundial, permitía que algunos alumnos vivieran allí para "estudiar más" y "mantenerlos en el buen camino". Solo tenían permitido visitar a sus padres los fines de semana y tenían una lista de reglas eterna, pero no era tan terrible.
Thoma vivía en el campus porque consiguió una beca importante y le permitieron pasarse de colegio gracias a sus notas, pero vivía a unas 3 horas de la escuela y sus padres no estaban en condiciones de mudarse, entonces optaron por que Thoma duerma por allá. Por lo menos así conoció a Ayato, su compañero de cuarto desde pequeños. Ayato, por otro lado, no solía vivir en el campus, pero, desde que sus padres fallecieron en un terrible accidente automovilístico, sus abuelos decidieron que vivir más cerca de sus amigos sería mejor para su salud mental. Bueno, decir amigos en plural era exagerar, después de todo Ayato conocía mucha gente, pero a la única persona que llamaba de amigo era Thoma. Nunca tuvo ningún problema socializando, pero de alguna manera siempre veía esas conversaciones como un negocio, un cambio de favores, le costaba tener conversaciones genuinas con otras personas. Quizá se debía al trabajo que ocupó su mente desde corta edad, ya que estaba en el proceso de convertirse en la cabeza de la empresa familiar. Era algo que su padre había querido para él desde que nació, así que se dispuso a cumplir esa promesa incluso después de su muerte.
— Por suerte nos queda poco, Thoma, así podríamos regalarnos un poco más de sueño. - exclamó el mayor, intentando tranquilizar a su compañero que parecía un muerto viviente.— Solo dos exámenes más, dos semanitas, y ya salimos a vacaciones. Casi no me lo puedo creer. - dijo el rubio, mirando al infinito con una cara de alivio.
— ¿Tienes algún plan para las vacaciones? - preguntó Ayato, asomándose para ver a su amigo a la cara. Normalmente Thoma volvía a casa de sus padres y pasaba ahi sus vacaciones, ya que no tenían el presupuesto para viajar.
— De hecho sí, mi abuela nos invitó a su casa en la playa. - respondió Thoma con una sonrisa radiante que calentó el pecho de su compañero de cuarto inmediatamente. - De hecho, eso me recuerda que mi madre me permitió invitar a un amigo, si es que te gustaría ir. No es la gran cosa, pero es bastante cómoda y mi abuela cocina rico.
Ayato, a diferencia de Thoma, sí tenía el dinero para viajar, pero lamentablemente no tenía con quien. Desde que sus padres fallecieron y sus abuelos se convirtieron en sus tutores legales, Ayato solía pasar las vacaciones estudiando en su casa encerrado en su cuarto. Sus abuelos no tenían la edad para aguantar el estrés de un viaje y su hermana solía pasar los días con su única y mejor amiga, entonces no tenía muchas opciones de entretenimiento además de prepararse para su futuro trabajo.
— Suena muy agradable, no veo porqué no. Hace mucho que no me tomo un descanso y, después de verlos todos los días, atormentar a los criados ya no tiene tanta gracia.
— Deberías dejar de hacer esas bromas Ayato, ese sadismo no es normal. - respondió Thoma entre risas.
— Y aún así sigues siendo mi amigo y siguiéndome a todas partes, ¿no es así? - exclamó el mayor con un tono juguetón.
— No tienes remedio.
Los dos amigos rieron en unísono, dirigiéndose a su habitación.
Si los vieras de lejos, esos dos parecerían el típico duo de película de adolescentes, el chico popular misterioso y su menos interesante mano derecha. Muy poca gente llegaba a ver lo que pasaba detrás del telón. Muy poca gente entendía la estrecha relación que mantenían los dos.¨¨¨
~ Dedicado a Isa, mi comentador profesional y mi chckeador de vibes más confiable.
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Entre la costa y el mar - Thomato
RomanceThoma y Ayato se conocían desde hace años y pasaron por muchas cosas juntos, aunque, extrañamente, jamás habían viajado juntos. Durante las vacaciones de verano, después de terminar los terribles exámenes de la escuela, los jóvenes se preparan para...