Chapter III. El cambio.

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Casi anocheciendo la madre de Jungkook se encontraba sentada sobre la cama al lado de su hijo mientras colocaba un poco de hielo tal como fue predicho por el médico. Por su lado, el señor Dong-sun: el padre del menor, se encontraba en la sala hablando con Min Yoon-Gi. Lo conocía perfectamente tanto como a su hijo que su carita triste le hacía saber toda esa preocupación que había tenido por no estar cerca del menor cuando las cosas pasaron.

—Él está bien ahora hijo, no te preocupes más —animó el señor Jeon con una linda sonrisa.

Este asintió —Estaba tan preocupado por Jungkook, al escucharlo a través de la llamada se escuchaba muy mal que no lo pensé dos veces y me vine hasta acá —rascó su nuca por la leve pena que sentía al no pensarlo ni un poco y solo tomar sus llaves y conducir el largo camino.

Dong-sun sonrió frotando el hombro del peligris en muestra de comprensión. Estaba más que seguro que Min era un excelente amigo y estaría en las buenas y malas al lado de su único hijo. —Ven, se alegrará de tenerte a su lado —dijo para así subir las escaleras.

Al entrar Jungkook sonrió bellamente al ver a su mejor amigo parado justo a los pies de su cama, sus hermosos ojos rosita salmón resplandecían de felicidad al verle ahí, al saber que tenía al mejor de todos como amigo. Viajó desde Incheon dejando sus clases para venir a ver si estaba bien y comprobar su condición, si es que no era para partirles la cara a todos aquellos que lo han molestado. Min Yoon-Gi sonrió de igual manera alejando finalmente su rostro serio por verle sintiéndose mejor.

—Te dije que llegaba rápido Kook —rio contagiando a los presentes— ¿Estás bien? —preguntó sentándose del otro lado libre. Este asintió con un mohín en sus labios— me alegro demasiado, ya venía preparado con mis armas de diferentes calibres en el auto. El señor Dong-sun alzó sus cejas al compás de la señora Ha-neul y este rio —Estoy bromeando —ambos jóvenes soltaron una pequeña risita al escuchar el suspiro de alivio de sus padres.

Durante un rato los cuatro permanecieron platicando sobre las actuales clases de Yoon-Gi, la universidad a la cual asiste y qué tanto se le ha complicado la carrera que ha elegido: arquitectura. Desde muy pequeños ambos jóvenes les encantaba dibujar planos «sin saber que lo eran» de pequeñas casitas, llegaban a construir castillos de arena al ir a la playa y ya de grandes les siguió apasionado dicha carrera. Por cosas del destino y trabajos de los padres de Min Yoon-Gi la familia se tuvo que mudar de ciudad y así comenzar sus estudios de universidad en dicho lugar. Por su lado Jungkook estudia la misma carrera, pero en el lugar donde reside, aunque a su amigo se le ha dificultado más ambos se apoyan cuando lo necesitan; esas largas noches de videollamada apoyándose al momento de estar creando sus arquitecturas de madera o simplemente las inmensas tareas de teoría que solían encargar.

—Hace más de tres meses dejé de vivir oficialmente en la casa de mis padres —comentó sorprendiendo a los presentes con excepción de Jungkook el cual ya tenía conciencia de ello—, ellos me quitaban felicidad diciéndome que no soy capaz de terminar mis estudios —continuó con tranquilidad.

Los padres de Jungkook estaban impactados ya que los padres del contrario siempre se habían mostrado comprensivos por sus calificaciones, que, aunque no fueran muy malas se miraba que le apoyaban y le alentaban. —Eso no me lo esperaba hijo —finalmente la señora Ha-neul dijo—, creí siempre lo contrario —este negó.

—Sabes que nosotros te queremos como un hijo más y daríamos lo que fuera por tu felicidad al igual que por la de nuestro Look —confesó el padre de Jungkook sonrientemente, no quería que esa situación fuese más difícil para Yoon-Gi—, cualquier cosa que necesite ya sea moral, emocional o hasta monetario no dejes de acudir con nosotros— continuó sonriente mientras que el mencionado agradece infinitamente.

« Look at me » KookTae | Mírame ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora