𝑀𝑖𝑑𝑛𝑖𝑔𝑡ℎ 𝑂𝑟𝑑𝑒𝑟𝑠 | 𝑁𝑎𝑚𝑗𝑖𝑛

Capítulo siete (pt. 1)

El palido agradecía enormemente a lo influyente que era su esposo, tanto que pudo conseguir un vuelo la mañana siguiente, así sin previo aviso, mientras alistaba sus maletas en la madrugada con ayuda de su novio, el cual intentó tranquilizarlo dejando besos en la frente del contrario y una sonrisa que apenas podía ver con la simple luz de una lámpara.

Ya que no podía permitirse un vuelo comercial, la llegada al jet vacío respiraba un aire frío, sin importar cuantas prendas le hubiera obligado el moreno a ponerse para no resfriarse, sin olvidarse de la turbulencia que había estado atormentando el viaje, con el mayor sosteniendo una mueca de desagrado que le estaba preocupando. ¿¡Qué tanto se arrugaría si seguía así!?, ¡Pero todo era culpa del piloto!

Lo más miserable fue su simple despedida, un abrazo y un corto beso dónde el moreno apenas le dijo unas palabras.

“–Llegaré en menos de lo que creés, mi amor.–“

El viento chocó con su rostro al salir de aquel jet. Al igual que un poco de su cabello que se deslizaba por el aire de Corea. A lo lejos asomó a sus amigos, al rubio que le gritaba un par de cosas al más pálido y este se limitaba a rodar los ojos e ignorarlo.

–¡Agust, Park!– gritó, desconcertando a ambos

–¿Jin?– preguntó Yoongi, examinando cuidadosamente las muletas con las que se sostenía

–Uh... ¿Quieres ayuda?– preguntó Jimin

–No, me temo que así estoy perfecto– dijo el de pelo rizado, empezando a caminar, si así se puede decir.

–Pues si puedo decir algo, diría que...– Jimin intentó responder

El más pálido codeó al rubio, que se quejó antes de empujarlo

–¡Suéltame!– le gritó, con el ceño fruncido

–¡Nisiquiera te estoy tocando! ¡Además!, ¡Tu empezaste!– reclamó

Pero Seokjin no tenía animos de discutir, el solo quería llegar a casa y poder sentarse un rato, solo quería que los dos hombres a su lado se callaran la boca y dejaran de darle un dolor de cabeza

–¿Y todo esto que significa?, ¿Fue otro de tu acto de amor a caso?– preguntó Jimin, ahora ya más calmado

–Fue... Fue un sacrificio por amor, pero me temo que tú nunca lo entenderás.– lo malmiró –¿Podemos solo irnos?–

Jimin ignoró sus palabras, y ya con todos adentro del auto, arrancó. Manejando lentamente, puesto que prefería seguir con ellos antes que salir afuera, el frío iba a congelarlos un día de estos si seguían usando solo gabardinas.

–¿Namjoon está molesto?–

–No, solo algo asustado. Por eso estoy aquí–

–Ah, Jinnie...–  negó Yoongi con la cabeza

--¿Qué?-- preguntó

--No mueras hoy--

--No lo haré, tranquilo-- respondió con calma

Jimin se estacionó frente a la enorme casa en frente de ellos, suspirando y quitando el cinturón de seguridad que traía puesto, pero el más pálido rió al notarlo

–¿Es una puta broma?– dijo, riendo burlescamente

–¿Qué es tan gracioso, eh? Maldito.–

–¡Que eres un matón y usas cinturón de seguridad!– siguió riendo escandalosamente

–A mí me interesa mantenerme en una pieza, ¿Qué tal si un día necesito de mi figura?–

–¿Por qué necesitaríamos de tu figura?– juzgó, todavía con una sonrisa