𝑀𝑖𝑑𝑛𝑖𝑔𝑡ℎ 𝑂𝑟𝑑𝑒𝑟𝑠 | 𝑁𝑎𝑚𝑗𝑖𝑛

capitulo dos

¿Mudarnos?-- Dijo confundido.

--Si. ¿Tú crees que nos vamos a quedar aquí, aún sabiendo que ya vinieron en la
madrugada?, ¿Sabiendo que nos pudo pasar algo?, ¿¡Que casi mueres!?-- Tomó a Seokjin por los hombros.

--Ese sería el más grande favor que le harías a tu madre....– rodó los ojos, fastidiado

--¿Puedes dejar de decir eso? Empieza a tomarte las cosas en serio, no puedes refugiarte
en la inmadurez toda la vida.--

--No es inmadurez, Namjoon. Es mi respuesta natural al estrés.–

--Seokjin, ya eres un adulto, actúa como uno.--

--¿Y para ti que es un adulto, Namjoon? ¿Una persona aburrida de traje, una identificación y una botella de alcohol? No sé si te haya olvidado, pero tengo más de treinta años, claramente puedo usar el cerebro correctamente–

--Y aún así actúas como todo un niño en estos momentos–

--Cállate.--

--Cállame.--

Seokjin arrugó la nariz y subió las escaleras mientras su novio discutía algo al teléfono, muy
probablemente con quien limpiaría todo el desastre por el que apenas se podía pasar en la
sala de estar.

Entró al baño y ahí se quitó el suéter. Una mancha de sangre gigantesca se asomó rápidamente. Tomó una toalla de baño y presionó lo más fuerte que pudo; para todo esto, ya estaba en el suelo, con la
toalla antes blanca teñida de un rojo carmesí.
Aunque por otro lado, Namjoon al notar la ausencia prolongada de Jin se preocupó, ya que él no es de tardar mucho tiempo.

--¿Namjoon?, señor Kim, ¿Me está escuchando?--

Colgó el teléfono y corrió hacía su habitación, sin encontrarlo, y así recorriendo cada habitación de la casa, maldociendose por comprar una tan grande. Finalmente entró al baño y se encontró con su novio en el piso del baño presionando con la mano y la poca fuerza que le quedaba su estómago.

--¿Seokjin? ¿Qué mierda pasó?-- Preguntó.

--Yo…yo…–

Namjoon lo cargó hasta su habitación, lo dejó en la cama y le quitó la playera. Vio como
había un trozo grande de lo que parecía ser el espejo.

--¿Qué pasó?-- Preguntó mientras le quitaba la toalla.

--Es que… ¡Mierda!-- Gritó.

--No grites, te vas a debilitar. ¿Pasó en la pelea? ¿No fuiste tú quien tiró el espejo?--
Preguntó mientras buscaba de forma apresurada algo para parar el sangrado.

--Sí, fuí yo.-- Tomó una pequeña pausa para respirar. --Pero hay pedazos que me alcanzaron también...-- Comenzó a llorar.

--No, no, no.--Le limpió una que otra lágrima con el dorso de su mano.--Vas a
estar bien. Voy a bajar a llamarle al 119, ¿Okey?-- Corrió y lo primero que hizo fue tomar con ambas manos temblorosas el teléfono y marcar lo más rápido posible.

--119, ¿Cuál es su emergencia?--

--Es…--Se quedó callado.

¿Cómo decir “mi pareja” en este momento? Era imposible con todos los prejuicios que
existían.

--Mi amigo se está desangrando, hubo una pelea y salió herido.--

--Deme su dirección, se enviarán las ambulancias.--

--Calle Yun Bo-seon, número 133.--

Colgó el teléfono al escuchar que ya iban en camino y subió con prisa a donde su “amigo”,
viendo como no paraba de sangrar. Se quitó el cinturón y lo presionó en la cintura del
menor, quien no paraba de llorar.