Capítulo III

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No existía día en el que no dejase de hablar de Alan. Era algo común y claro está que a mamá eso la ponía muy feliz, su pequeña se estaba relacionando.

Mi relación con Alan paso a más, ya habían pasado casi cuatro meses desde que el llego a mi vida. Siempre éramos el y yo, era tanto nuestra relación que Alan aparecía en mis sueños y hay veces estaba en mi habitación.

Mamá un día entro a mi cuarto y me pregunto que con quien hablaba tanto, le expliqué que Alan había venido a verme, pero mi madre palideció al instante diciendo que en el cuarto no había nadie cosa que me asombró ya que Alan estaba sentado en mi cama, escuchando atento la conversación.

Mamá salió del cuarto y lo último que menciono fue que bajase a cenar. Después no volvimos a tocar el tema de Alan. Para cuando termine ya no estaba en mi cuarto, seguro estaba molesto con mi madre y no quiso hablar más conmigo.

Alan: mi pequeña obsesión    [completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora