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- ¿Estás feliz por lo que hiciste? –

- Megumi yo no hice nada malo –

- ¡Destruiste una familia, una familia que estaba bien! Eres un maldito bastardo –

- Megumi yo no obligue a Yuuji a hacerlo, él solito se dio cuenta de su error, que me ama a mi –

El pelinegro sobaba su sien, ese maldito bastardo, sabía que se iba a meter en ese matrimonio y que las cosas no iban a salir nada bien, y lo peor es que Yuuji había caído en las mentiras de su amigo, al que quería, pero tenía bien claro que era un idiota que solo la cagaba, una tras otra.

- Necesito regresar al hospital, Mi Yuuji me necesita –

- No, te quedarás aquí y esperarás a que las cosas se enfríen ¿sabes qué pasará si Kamo se muere? –

- Yo consolaré a mi amor –

- ¡No imbécil! Yuuji no podrá con la culpa y jamás regresará contigo, porque estoy seguro que lo llevaste a comer a propósito a ese restaurante – le dio in golpe en la cabeza – ruega porque Noritoshi se salve idiota –

- No me regañes, no era mi intensión llegar a tanto –

El azabache continuó con su trabajo, estaba preocupado por su amigo, pero no iría a visitarlo, no lo creía correcto, primero llamaría a Mai y si era pertinente se daría una vuelta por el hospital, lo importante era apoyarlo con el cuidado de su hija y la empresa.

- ¿Shoko? – llamó Satoru a su amiga, la cual estaba por salir de la oficina.

- No me hables idiota –

- ¿También te vas a enojar conmigo? –

- Creí que eras diferente a Getou, pero resultaron ser iguales, no fuiste honesto, y así como planeaste esto, estoy segura que hiciste lo mismo con el viaje, fue tu culpa – lo miró con decepción, no creyó que su amigo fuera tan ruín, que hubiera cambiado tanto. El albino solo la miró con tristeza, tenía razón, fue un enfermo y maldito egoísta, pero no encontró otra manera de acercarse y recuperar a Itadori.





- ¿Familiares del señor Kamo? - el doctor se acercó a la sala de espera, de entre tantos no sabía quién era su esposa.

- Soy su esposo – Yuuji se puso de pie de inmediato, necesitaba ver a su esposo, saber que estaba fuera de peligro.

- Su esposo está estable, pero debe tener muchos cuidados, no deberá tener emociones fuertes y al menos descansar en casa una semana o dos –

- Claro Doctor, ¿puedo pasar a verlo? –

- Claro, está sedado, pero puede verlo –

Yuuji entró a la habitación con su hija en brazos, la pequeña dormía, después de tanto llorar. El pelirrosa no pudo contener el llanto, aunque tapó su boca para evitar que sus sollozos se escucharan, sabía que su esposo no despertaría, pero se sentía tan culpable ¿cómo pudo ser tan estúpido? – mi amor – murmuró después de controlarse, tocando con su mano temblorosa la mejilla de su esposo – todo estará bien mi amor, por favor recupérate pronto –

No dejó que nadie más se quedara a lado de su esposo, Mai se había llevado a su hija para que descansara mejor y durmiera un poco más, dos días en el hospital no eran lo mejor para una pequeña. El pelinegro comenzó a gemir de dolor, poco a poco fue despertando, sintiendo la garganta seca, comenzaba a recordar todo y el por qué se encontraba en ese lugar. No dijo nada al ver a su esposo durmiendo sobre la camilla, suspiró, no era estúpido, estaba consciente que una emoción fuerte causaría algún mal, así que con voz apenas audible llamó a su esposo – Yuuji –

Can we try it again?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora