Capítulo uno - Regreso

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A nadie le importó la desaparición de Eddie. El día que se abrió la tierra en Hawkins y miles de personas perdieron todo lo que tenían, incluyendo algunos de sus seres queridos, la muerte de Eddie pasó desapercibida y se convirtió en un número más dentro de la estadística.

A partir de entonces, cada uno siguió con su vida a su manera. Los Byers regresaron a Hawkins para prepararse para una guerra que nunca llegó. Habían fracasado como nunca antes. No hubo final feliz y el poder de la amistad no fue suficiente para salvar a Max que seguía en el hospital, a pesar de los años. Lucas continuó visitándola con regularidad, pero sabía que no sería así para siempre. Su familia se mudó a la ciudad contigua poco después de ocurridos los hechos, debido a la incoherencia del desastre en el que nadie se puso de acuerdo sobre lo sucedido, algo que los enfrentó a una inseguridad latente. ¿Y si fuera un terremoto, un huracán que salió de la nada, un cataclismo?

Lo cierto es que en Hawkins nada era normal y había dejado de ser un secreto para la mayoría. Poco a poco la ciudad se fue vaciando y solo quedaban los que estaban preparados y los demás que no tenían a dónde ir. Lo que una vez fue una ciudad destinada a un mayor progreso, ahora era un pozo de gente asustada y antisocial. Nadie quería salir de casa. Casi todos los habían olvidado, pero algunos todavía no. Eddie, el que mató a Chrissy, sigue por ahí, escondido y vigilante de su próxima víctima.

Dos años después de la muerte de Eddie, todos se reunieron alrededor de una fogata. Dustin fue la persona que insistió en la reunión. Ahí estaban todos, en el receso de primavera. Nancy había regresado de la universidad. Jonathan también. Ambos se vieron a través del fuego por un segundo después de tanto tiempo. El fuego entre ellos decía algo sobre un amor que expiró debido a la distancia y las agendas en conflicto.

Joyce y Hopper se casaron y ahora viven en la cabaña, en la profundidad del bosque. Nadie fuera del grupo sabe que Hopper ahora está vivo, y han preferido mantenerlo así, en lugar de explicar tal situación ante la gente.

El grupo también habla de Max, pero no en tiempo pasado. Implícitamente, todos están de acuerdo en hablar de esa forma, como si ella estuviera ahí presente. No la han dejado ir y es probable que duren un tiempo más en ese estado.

Steve ha vuelto a ver a Nancy. Robin le está contando algo que vio la noche anterior y que le pareció extremadamente curioso. Detiene su parloteo para verlo absorto en aquella chica que miraba con nostalgia a Jonathan a través del fuego. Ahora Robin también la ve. Ambos la miran sin apresurarse a otra distracción.

Hay un grupo de tres en el que nadie más puede entrar, como si una fortaleza invisible no diera ese paso. El, Mike y Will. En ese orden están sentados sobre un tronco caído frente a la fogata. Mike reparte su oído entre ellos, quizás ajeno a los discretos apremios de los hermanos por su atención. El puede que sea un poco más ingenua al respecto, pero Will se reprende mentalmente al sentirse abrumado por sentimientos tan egoístas que podrían lastimar a su mejor amigo y a su hermana.

Dustin está hablando con Lucas y Erica sobre lo que habría hecho Eddie en una de las campañas que perdieron. Muy ocupados en la conversación, Dustin y Erica comienzan a discutir cuando ven que hay desacuerdos que los hacen chocar. Lucas está mirando la fogata sin pestañear. Poco o nada queda del niño alegre y vanidoso que jugaba al baloncesto. El consuelo de la noche está en el fuego que le recuerda el color de su cabello.

A nadie le importó la desaparición de Eddie. Todos están enfocados en sus problemas y nadie está aquí por mí.

Los observo a todos desde la oscuridad cuando ni siquiera estoy allí. Tengo que tomar una decisión muy pronto si quiero volver a la gloria de ser un héroe, y no como el infame asesino que ahora documentan en las series de televisión criminal.

Los animales que antes devoraron mi cuerpo, ahora son mis acompañantes y se posan sobre mis hombros como moros en la costa. Han pasado dos años para ellos. En el Upside down, desde entonces, el tiempo tiene su propio ritmo. Aquí, si no me fallan las cuentas, han pasado casi 175 años, y nadie me ha venido a buscar. Vecna aparece de vez en cuando, con una copa de sangre de la que ahora soy esclavo. No sé de dónde viene, ni me importa. Lo tomo y pido un poco más. A lo que él siempre se niega y se va.

A nadie le importó la desaparición de Eddie, pero pondrán un poco más de atención cuando lo vean regresar.

Me río de mí mismo, de mi elocuencia y excentricidad. Se podría decir que, antes de estos horrendos murciélagos y mi guitarra, yo sigo siendo mi mejor compañía.

Amor se escribe con sangre 🩸 Vampire EddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora