Fall in September | Kookv [Editando]

ʕ⁠'⁠•⁠ ⁠ᴥ•'⁠ʔづ 3

Jungkook observó en silencio cómo Taehyung se alejaba, sin poder comprender la fuerza que lo impulsaba a seguirlo. Un deseo inexplicable de reclamarle algo, aunque él mismo no supiera qué, de tocarlo, de quizá besarlo.

Su rostro, surcado por una mueca de disgusto, permanecía inmóvil frente al ascensor, observando el ir y venir de las personas. Mordía su labio con fuerza y fruncía el ceño, molesto por los pensamientos que lo atormentaban y es que eran como serpientes enroscándose en su mente. 

¿Por qué Taehyung lo afectaba tanto? 

La atracción, tan intensa como el odio que sentía, lo confundía. Era una batalla constante, una lucha interna que lo agotaba. 'No lo merece', se repetía, aferrándose a ese odio. Pero, ¿era realmente así?

Mierda..

Tras concluir el tedioso papeleo, Jungkook se refugió en la soledad del baño del hotel. Sus dedos jugueteaban distraídamente con las llaves de su nuevo apartamento, un recordatorio tangible de la decisión que había tomado. Y vaya decisión. Para su estupidez era en el mismo piso que el de Taehyung, literalmente ahora debía vivir con Kim por los siguientes tres años que duraba el contrato, su mente se encontraba en un universo distante, perdido en un laberinto de recuerdos y emociones contradictorias

La sola idea de pasar tres años más cerca de Tae lo llenaba de una profunda inquietud que amenazaba con consumirlo por completo. La alegre voz de Byunji al otro lado de la puerta lo sacó de su ensimismamiento. Por un fugaz instante, logró olvidar al irritante castaño que lo atormentaba.

—¿No es perfecto, Jungkook? —preguntó Byunji con una voz rebosante de entusiasmo. Al parecer, había terminado de empacar.

—Sí, lo es —respondió Jungkook con un tono monótono, incapaz de contagiarse del entusiasmo de su novio.

—Estamos cerca de nuestros amigos, tenemos un nuevo hogar y solo falta que te confirmen el trabajo ¡Es fantástico!

Jungkook anhelaba compartir la felicidad de Byunji, pero se encontraba atrapado en una red de emociones negativas que le impedían contagiarse. —Claro que sí —murmuró con un tono apagado, sin poder ocultar su desánimo.

El castaño percibió la tristeza de Jungkook una vez más, pero decidió no presionarlo. Con un gesto silencioso, le indicó que lo esperaría en la cama, dejando un espacio de silencio entre ellos, y se retiró hacia la habitación.

Jungkook dejó escapar un gemido de agotamiento. Su cuerpo y su mente se sentían abrumados por la carga de emociones que lo atormentaban.

—Buenos días, Taehyung — exclamó Byunji con su habitual energía y entusiasmo. La puerta se abrió de golpe, revelando al castaño con una botella de vino en sus manos.

Taehyung clavó la vista en Byunji con una mezcla de sorpresa por su inesperada llegada y recelo ante la idea de tener que compartir su espacio personal. Aún no se había acostumbrado a la idea de que Jeon y Byunji compartirían piso con él.