Ulquiorra a sus tiernos 17 años dejó la casa de sus padres según la tradición pagana de su familia, heredada por generaciones. Era muy independiente y libre por lo que sólo se despidió para no mirar atrás, sus padres no eran tan mayores para no valerse por sí mismos, además si él intentaba volver o ayudar económicamente seguramente lo rechazarían. Por lo que era un viaje sin retorno, no estaba arrepentido en absoluto, sus padres le habían dado lo que necesitaba y le habían enseñado lo que debía. Muchos antes que él se mudaban no lejos de su ciudad natal, en cambió él se fue hasta el centro del país desde la costa donde sus ancestros habían llegado hace siglos con los conquistadores. Algunos de sangre europea, otros de sangre africana. Ciffer era extremadamente único en su familia y resaltaba como un faro en el mar.
No traía mucho al hombro, excepto sus pertenencias familiares que se heredaban, un poco de ropa y apenas un adote suficiente para sobrevivir unas semanas. Necesitaba dinero, un trabajo y un lugar para alojarse. Por lo que busco un lugar tranquilo y sereno, un pueblo con un puñado de habitantes, con una carretera cerca pero no demasiado, pero sobretodo con bosques, praderas y arroyos cerca. La capital era demasiado escándalosa, esos lugares demasiado desarrollados le molestaban.
Así que luego de muchos días por fin llega a un tranquilo pueblo colonial. Pero eso no significa que haya resuelto sus problemas. Con el poco dinero que tiene puede alquilar o dar un enganche para una propiedad, aunque se quedaría sin fondos para comer, por lo que necesitaba de forma urgente un trabajo. Al andar por el lugar se aseguró de algunas cosas, la primera que no hubiera problemas como niños desaparecidos o leyendas de lugares malditos, también se puso a observar que hubiera mujeres bonitas.
Era joven e impetuoso, era obvio que tuviera gusto por las hembras de su especie como cualquier hombre. Además se dio varias vueltas por los alrededores para buscar un lugar lejano del corazón de la aldea, no le agradaban las multitudes. Por eso le llamó la atención ese poblado era grande pero había espacio entre las casas más alejadas, dando un respiró a las construcciones, entonces de encontró con una propiedad bastante derruida y desgastada, cubierta de hierba, solo unos tablones cubrían las ventanas, la puerta prácticamente se caía; dentro estaba lleno de polvo y telarañas, no era muy pequeño el sitio por lo que le gustó al ojiverde. Ahora solo debía averiguar cuánto le pedían por aquella pocilga.
Entonces debía averiguar más con los vecinos, así que cruzó el camino de tierra para ir a la casa que se encontraba enfrente, educado como lo habían enseñado, tocó la puerta de la propiedad, pero nadie respondió. De la casa contigua salió una mujer mayor con una escoba de ramitas.
- No hay nadie. Salieron... ¿para que los buscaba?, ¿son conocidos suyos?, ¿no lo había visto por aquí? - preguntó la anciana al joven
El bizarro muchacho hizo una leve reverencia como lo educaron en la parte de su familia del lado europeo.
- ¡Buenos días señora! Soy Ulquiorra. No, no los conozco. Solo busco información sobre la propiedad que está exactamente enfrente, usted sabe algo ¿de quién es el dueño señora? - dijo el ojiverde
Con esa voz tan franca y tersa en esa efigie tan bella y fina, con esos brillantes ojos esmeralda, de piel blanca y pura; logró poner nerviosa a la mujer quien aún a sus años se ruborizo por el gesto amable del adolescente así como lo educado que se mostraba.
- ¡Con razón joven Ulquiorra! Soy Millie Rigthfer. Es imposible no notar a un muchacho tan guapo como usted... y no esa casa no tiene dueño... - dijo coqueteando la madura femenina
El pelinegro permaneció serio. Solo miró la propiedad.
- ¿No tiene dueño? - insistió amable el hombre
- No. La construyó hace tiempo un músico reconocido. Pero luego de que murieron su esposa y sus hijos se marchó, nunca regresó, lo último que supe es que se unió a los independentistas... muchos dicen que murió en las guerras... y hubo varios que la quisieron invadir en estos 20 años... pero ninguno se ha quedado ni una semana... y desde hace 5 o 6 años esta completamente abandonada... - le explicó la de pelo cano al chico
- Entonces no hay problema si me quedó en ella... - dijo con una mirada peculiar el caballero
- No se lo recomiendo. Esta en muy malas condiciones. Si no tiene a dónde ir... se puede quedar conmigo... soy viuda y mis hijos solo vienen el fin de semana... - dijo la vecina
Ciffer puso una cara dulce aún sin sonreír.
- No se preocupe por mí señora. Le agradezco el ofrecimiento, pero el sentido de venir a este pueblo era dejar a mis padres e iniciar una nueva vida. Por eso está bien que empiece por arreglar un patrimonio, al menos así ahorro tiempo de construcción... - dijo el pelinegro
A la mujer le sorprendió esa firmeza y determinación del joven. Así que solo respondió con una sonrisa.
- Muy bien joven Ulquiorra. Al menos dejé que le invite un plato de sopa para la cena... - dijo la dama
- Es muy amable señora... Millie... acepto la invitación y si no es mucho abusó me puede permitir una escoba... para limpiar un poco el interior de ese lugar... - dijo el muchacho
- Por supuesto joven Ulquiorra y luego se da un buen baño... - dijo la mujer
El ojiverde sabía que la viuda de unos 50 años quería otra clase de relación con él, sin embargo el pelinegro tenía una idea muy clara de su tipo de mujer ideal, y no era la señora frente a él. Aunque aún era pronto para pensar en eso, lo primero era asentarse y buscar un medio para sustentarse.
Así que volvió a la casa, sacó de su maleta un largo machete con el que cortó la hierba de la entrada. Tenía una daga con la que retiró las viejas bisagras, requería una puerta nueva. En su equipaje todavía había muchas cosas para arreglar la casa, tallar una puerta no sería difícil con sus gubias tallar un trozo de madera. Entonces con la escoba prestada comenzó a barrer el polvo, sacudir las paredes y esquinas en algunas grietas ya brotaban plantas. Eso no desánimo al joven, con cuidado retiró la hierba, verificó las condiciones de las instalaciones y pudo ver que había mucho por hacer aún así limpio todo el interior.
En unas horas había logrado tener una sencilla entrada y una estructura vacía, tenía varios cuartos, su cocina bastante derruida y dos baños. No estaba mal. Lo primero era trabajar los techos y las paredes. Necesitaba materiales, pero no tenía mucha plata. La noche empezó a caer, la luz de la luna iluminaba tenue mientras el sol moría en el atardecer, entonces se escuchó un ruido desde una alcoba, era una voz, no, eran murmullos.
~ ¡Vete! ~ se alcanzó a distinguir el agudo oído del hombre
Esto no lo asustó en absoluto. Solo puso mala cara.
- Así que eso fue lo que hacía huir a los invasores... ¡va! No son más que un par de espíritus chocarreros... - dijo sin gran preocupación
Tomó su maleta y guardó su daga junto con su machete. Sacó un frasco lleno de polvo blanco, puso un poco sobre su palma y lo sopló, lo cuál a calló las voces. Volvió a guardar su depósito de vidrio.
- Tck, con eso estarán tranquilos un rato, no hay espíritu que resista sal del mar muerto pulverizada en fino polvo. En unos días me deshare de ustedes... - dijo arrogante el pelinegro sacudiendo sus manos
Entonces fue donde la anciana ya lo esperaba para cenar, él solo movió suavemente la cabeza al ver el esfuerzo de la vecina para seducirlo. Era educado pero gélido en muchas cosas y una era su ideal de mujer.
-------------- Capítulo completo --------------
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El extraño chico de enfrente
FanfictionJusto frente a la casa de Orihime se ha mudado un joven guapo y solitario, es bastante misterioso. Sin embargo Ulquiorra se ha enamorado perdidamente de la pelirroja, solo tiene un problema, está casada con Ichigo. Ciffer está decidido a que esa muj...