10: Seducción

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Embravecido como un toro en la plaza llegó a su casa el pelirrojo. Su esposa estaba en la sala jugando con las dos pequeñas, cuando lo vio entrar.

- ¡Bienvenido a casa joven Kurosaki! - exclamó amable la dama

- ¡Papá...! - dijeron al unísono las menores

Irritado el caballero solo puso la mano sobre sus hijas que abrazaban su pierna.

- ¡Tatsuki! Llévate a las niñas a su habitación... - dijo el molesto hombre

La sirvienta no tardó mucho en ir y llevarse a las pequeñas a la alcoba. En cuanto desapareció la empleada empezó el infierno.

- ¿Cómo puedes burlarte así de mí Inoue? - dijo el marido

- ¿De qué está hablando joven Kurosaki? - dijo confundida la doncella

- ¡No quieras verme la cara de estúpido! ¡Todos en el pueblo murmuran que soy un maldito cornudo...! - exclamó furioso el de piel apiñonada

- ¿Cornudo?, ¿por qué? No entiendo joven Kurosaki... yo nunca le he faltado... - dijo tensa la chica

- Apenas me voy y tú te vas a revolcar con el chiquillo de enfrente... - dijo el irracional pelirrojo

- ¡Yo no he hecho tal cosa con el joven Ulquiorra! Es solo nuestro vecino y un buen amigo... - dijo la chica

- ¡Anda! ¡Vamos con los vecinos para que no lo puedas negar...! - dijo el caballero

Con cierta fuerza llevó a la avergonzada mujer con la dulce anciana que vivía junto. El iracundo tocó fuerte la puerta, la dueña de la casa abrió la puerta.

- ¡Ho!, ¡qué sorpresa verlo por aquí señor Kurosaki, señorita Inoue! ¿Qué los trae por aquí...? - dijo la de cabello cano

- ¡Buena tarde señora Rigthfer! Solo quería hacerle una pregunta rápida. ¿Usted ha visto a mi esposa ir a la casa de enfrente con el chico de ojos esmeralda...? - dijo el hombre

- No. La he visto platicar con él cuando él joven Ulquiorra va al mercado. Incluso los he visto en la misa... pero nada más... de hecho... últimamente usted es el que sale por días... antes los veía mucho juntos... ¿tienen algún problema...? - dijo sincera la vieja

Esto sobre salto el corazón de Ichigo, había quedado como un mentiroso, peor aún como sí el fuera el infiel. Entonces recordó el encargo que le hizo al extraño de cabello azul.

- ¿Ha visto a Ulquiorra últimamente? - preguntó directamente a la mujer mayor

- Lo vi hace unos días cuando fue al mercado a vender sus semillas... - dijo pensativa Millie

- Gracias por su tiempo señora Rigthfer... - dijo el enojado esposo

Entonces la vecina cerró la puerta. Tomó de la muñeca a la pelirroja y caminaron preguntando lo mismo a los otros vecinos, pero todos negaron haber visto a Orihime entrar a la casa del ojiverde ni de día ni de noche. El demonio que vigilaba a la mujer se reía a carcajadas por lo bien que le había salido las cosas al pelinegro. Ahora los rumores eran peores, todos en el pueblo pensaban que Ichigo era el adultero que pretendía inculpar a su esposa y vecino por lo que el hacía. Furioso e impotente ante la situación regresó con su mujer a la casa.

- Me voy a dormir... - dijo el caballero sin una sola palabra de disculpa o arrepentimiento por todo lo que había hecho

- ¿Cómo puede usted ser así conmigo? Intentó exhibirme y humillarme frente a todos... ¡por un rumor que no pudo corroborar...! Al menos pidame perdón por ello... - dijo sollozando la chica

El extraño chico de enfrente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora