16: Camino Equivocado

40 7 0
                                    

Sus besos y caricias volaban por el cuerpo el uno del otro, Ciffer era tierno incluso al quitarle a ella su ropa. Entonces lo pudo ver aún en la oscuridad de la alcoba, eran varios moretones, sobre su pecho, piernas y cosillas que antes no había visto, quizá por su lujuria. En un susurro el ojiverde llamó a su demonio.

- Baal... - dijo en voz apenas audible

~ ¡Yo no he sido el culpable de eso! Su esposo la ha golpeado un par de veces, para mantenerla controlada... una en la casa antes de salir de viaje y la otra cuando ella escapó... ~ dijo el ente

Esto molesto a Ulquiorra, pero estaba demasiado ocupado con su amante que no pensó en eso. Simplemente siguió con el juego.

- De acuerdo, ahora regresa a dónde te mandé... - dijo el caballero

Pronto ya no había prendas, por lo que siguieron con sus pieles llenas de calor abrazándose. Por su parte la diosa de la fertilidad se escabullo. Poseyendo a la pelirroja, quería saber lo que ella deseaba, pero Orihime al no rezarle era imposible conocer lo que había en su cabeza, por lo que se aprovechó un poco de su profundo lazo con el ojiverde se hizo presente.

"Sí debo resignarme a vivir una vida de amargura... al menos quiero un pedacito, un pequeño recuerdo de mi amor... al menos quiero que sea un niño fuerte y sano... hijo de éste hombre quien se quedé con todo lo que trabajé y no mi esposo...", pensó la dama en un sollozo trágico y melancólico. Yoruichi se sintió conmovida por la mujer quien estaba tan resignada a ser miserable, por lo que tomó una decisión.

~ De acuerdo. Te concedere tu deseo. Te daré un niño fuerte y sano, lo suficiente para crecer y tener su propia familia, para amar y ser amado. Aunque sea solo por un instante podrá conocer a todos sus hijos... será prolífico y llevará con orgullo la historia de sus ancestro, se las contará a sus hijos y ellos a su vez la seguirán contando... ~ dijo al oído de la chica como un pensamiento

Las manos de ambos recorrían cada centímetro de su piel, incapaz de negarse a ese calor se fueron dejando llevar, se recostaron en la cama para seguir dando a su cuerpo ese placer tímido. Seguía siendo muy frágil el contacto de Ulquiorra con su amada, en especial por los golpes que ella tenía, aún así ambos perdieron toda pena y pudor, dejando el ojiverde que su cuerpo llegará al máximo, sumado a la bendición de Yoruichi, la dama quedaría embarazada esa misma noche. Las horas pasaron jugando su sueño de pasión, fue uno de esos momentos que la pelirroja quería guardar en lo profundo de su mente, de su piel antes de volver a su infierno en la realidad. Cuando aquello terminó, Inoue se sentó sobre la cama miraba a Ciffer, quien se ponía de pie junto a la cama tomando su ropa para vestirse.

- Quisiera quedarme... - dijo con sus ojos suplicando el hierbero

- Yo también quisiera que se quedará, pero usted sabe que no es... no debe verlo el joven Kurosaki... - dijo la chica acomodando su largo cabello

- No se preocupe. Si quiere para que esté más tranquilo dele el último postre que le dejó en la cocina... por ahora me voy linda... - dijo el ojiverde

Se acercó el de pálida piel al colchón donde reposaba su amada y dio un beso de despedida a la mujer desnuda. Terminó de vestirse y salió de allí en silencio, confiado de haber dormido a todos en la propiedad; en ese momento apareció su demonio sobre sus hombros, sin saber que había hecho la Diosa de la fertilidad. Ulquiorra fue a su hogar, se lanzó a su cama a dormir, al menos un par de horas. Orihime sabía cuán entrometida podía ser su sirvienta por lo que quitó las sábanas, se vistió su pijama, las telas las puso en la ropa sucia. Preparó su baño, se metió a la tina, pensando en su dulce amante. El alba ya se asomaba, en la puerta arribaba el esposo de la mujer, quien golpeó enfurecido la madera. La sirvienta despertó en el sillón a causa del sonido en la puerta, fue a la entrada y abrió.

El extraño chico de enfrente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora