6: Conquista

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A Arisawa no le gustaba tanto la actitud tan coqueta del caballero. Caminaba galante tomando de la mano a la más pequeña como si de su hija se tratará. No era una buena escena para la reputación de los dos señores, en comparación para el hierbero era bueno, quedaba como un hombre atento, educado y amable con los niños. Quedaba como el modelo de padre ideal, como ese soltero codiciado que toda doncella quería como marido. Entonces llegaron a la entrada de la casa de la pelirroja.

- Ha sido un placer acompañarla señorita Inoue, tengo que retirarme... - dijo con una reverencia el ojiverde

- Al contrario joven Ulquiorra muchas gracias por su atención y paciencia... - dijo la chica

Al escuchar a los recién llegado, salió rápidamente el ya bañado y vestido esposo.

- No ha sido nada. Es un placer acompañar a tan bellas damas... - dijo el muchacho

Las niñas y su madre se rieron apenas sonrojadas.

- ¿Quiere desayunar con nosotros joven Ulquiorra?

El pelinegro miró apenas al irritable hombre atrás de las mujeres.

- Debo desistir el ofrecimiento... me parece que no le es muy agradable a mi señor... sera otro día señoritas... - dijo el ojiverde

Orihime giró ligeramente para ver hacía donde estaba su esposo con mala cara.

- Lo lamento mucho joven Ulquiorra... - dijo con un suspiro la de ojos grises

- No se preocupe. Antes de irme... ¿quieren ver un par de trucos de magia señoritas? - dijo el amable chico

- ¡Sí...! - exclamaron al unísono las dos pequeñas

Entonces sacó nuevamente su pañuelo.

- Extiendan sus manos... - dijo el de blanca piel

Sacudió el trozo de tela, después lo colocó sobre las palmas de los menores, luego de un momento lo retiró, revelando un par de jugosas fresas.

- ¡Haaaa...! - dijeron llenas de ilusión las niñas comiendo después la fruta

Era curioso, el nombre de su padre significaba "fresa", quizá era una forma de congraciarse con el mayor. Después sólo pasó sus manos sobre el cabello de la pelirroja, en un instante estaba adornado con diversas flores, lo que hizo ruborizar a la dama. Sin embargo esto no fue bien visto por la sirvienta ni por Ichigo.

- ¡Gracias a sido muy amable

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- ¡Gracias a sido muy amable...! ¿De verdad no quiere comer con nosotros? - dijo encantada Orihime

- No señorita. Me disculpo. Ayer llegué tarde y quisiera dormir un poco antes de seguir con mi trabajo... - dijo el pelinegro

Entonces paso su mano por su rostro para acomodar un poco su cabello, un misterioso rasguño apareció en su efigie dejando caer un hilo de sangre por su mejilla.

El extraño chico de enfrente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora