Un giro del destino y dos seres que necesitan amor crearán una nueva realidad volviéndose una familia
Nadie le dijo a Scart que sería tan sencillo amar a Harry
Scart estaba irritado, aunque ese era su estado natural actualmente no se veía al rededor de nadie sin arrancarle el cuello, su estupido hermano acababa de contraer nupcias con Sarabi, una fuerte e independiente hembra e igual de estupida que su hermano si lo eligió a él claramente.
Se había alejado de la piedra del rey, sus planes y ambiciones se veían cada vez más lejanos ante esa unión, su hermano no había unido su vida con ninguna hembra, así que tampoco tenía herederos, eso le daba muchas oportunidades a él, el segundo en la línea, pero estaba seguro de que el bruto mastodonte de su hermano no dejaría pasar mucho tiempo hasta preñar a la hembra, si no es que ya lo había hecho.
Lo odiaba, los odiaba a todos, gruño a su reflejo, ojos verdes y una melena oscuro le devolvieron la mirada, en todo el territorio, las lejanías o más allá, el era casi el único león negro, lo amaba, cuando su madre aún vivía, luego de su muerte cerca de cuando alcanzó su completa madurez, era solitario.
Y su hermano tan despreciable como era solo acentuaba mas su malestar, estaría mejor muerto, lo cual sonaba una muy buena idea, solo debía conseguir al aliado indicado...
- ¡Ahhh! ¡Waa!
Salto ante el infernal chillido.
- ¿Que en el nombre de los ancestros fue eso?
Lentamente se encaminó a donde estaba el sonido, de forma precavida mirando al extraño gusano que se revolcaba en el pasto, este detuvo su llanto cuando sus ojos se encontraron, verde contra verde, el bebé dejó de llorar con pequeños hipidos mientras el Leon se acercaba.
Olfateo al infante, curiosamente este no olía como un bebé de las praderas y estaba seguro que ningún padre sería tan incompetente para dejar solo a un niño que no controlaba su forma, ademas el niño no olía a nada, oh al menos a ninguna especie.
- ¿De donde saliste? -redondos y grandes ojos le devolvieron la miraba pero no hubo respuesta, gruño y entonces donde antes había un delgado león negro ahora había un hombre de piel canela y una desordenada melena oscura, completamente desnudo -¿Eres tonto Niño? -el infante por su parte le sonrió inocente tomando un mechón de su cabello cundo el hombre se acercó lo suficiente para una nueva inspección, llevaba tiempo que no tomaba esta forma, desde que había terminado su educación.
El bebé emitió unos sonidos confusos y chillidos todo felicidad al jalar el mechón de cabello, Scart lo detuvo con un suspiro pero el niño no feliz por la lejanía se lanza en sus brazos, sonriéndole con su boca desdentada y ojitos brillantes.
Era oficial, los padres de ese niño debían ser unos completos idiotas si no lo educaron con sentido común, pero no lo alejo, no quería saber el escándalo que se armaría si el niño decidía romper en llanto.
El infante olía a magia, pero la magia que había en su pequeño cuerpo olía a magia nueva y no a la magia antigua que tenían la gran mayoría de los habitantes de las praderas, no tenia ese olor distintivo que lo identificaba con alguna especie, solo algo puro y que le gustaba hasta cierto punto, parecía no entenderlo ni poder cambiar
¿De donde había salido ese niño?
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