¹ 𝐒𝐀𝐅𝐄𝐓𝐘 𝐍𝐄𝐓 | ᵗʰᵉᵒᵈᵒʳᵉ ⁿᵒᵗᵗ ✓

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐎𝐂𝐇𝐎

ℭᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴏᴄʜᴏ
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el vestido de stella

❀ '₊˚.༄ ೃ

—QUIERES DECIR QUE ÉL... ¿QUIERE PASAR UNA NOCHE CONTIGO? ¿SOLO?—preguntó Astoria, jugando con el pelo de Stella.

Stella asintió, mordiéndose repetidamente.

—¿Y qué vas a hacer durante esta noche? ¿Saltar sobre los demás?—dijo Draco con sarcasmo mientras se recostaba en el sillón de la sala común.

Stella puso los ojos en blanco ante la frase del rubio.

Stella llevaba varios días esperando esa noche. Era la primera vez en mucho tiempo que Stella iba a pasar una noche a solas con un chico.

—Está intentando compensar lo del otro día, Draco—,replicó Pansy mientras se sentaba junto a Draco.—Y creo que va a terminar en la cama.

—¿Por qué todo el mundo piensa que no vamos a dejar de dormir juntos toda la noche?—Stella gruñó, dando un pisotón.

Blaise se rió ante la pregunta de su amiga.

—No dejaron de dormir juntos en la cabaña—,dijo Blaise indignado, negando con la cabeza.

—Dos veces Blaise, lo hicimos dos veces.

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Stella se sentó en su cama y se mordió el labio mientras miraba los tres vestidos que tenía delante. Granger no sabía qué ponerse. Y a medida que se acercaba la hora de la cita, Stella se ponía cada vez más nerviosa.

Ella sabía que Theodore estaba tratando de enmendar la semana pasada. Y si Stella hubiera rechazado su invitación, se habría sentido mal con Theodore.

Este último estaba en su dormitorio acariciando el cuello de su camisa. Rodeado por Blaise y Draco, Theodore seguía caminando por su habitación.

—Me estás mareando—,gruñó Blaise, poniendo los ojos en blanco.

Theodore apretó la mandíbula mientras miraba a su amigo. El moreno estaba estresado. Estaba estresado por arruinar la velada con Stella, y estaba estresado por lo que pudiera pasar durante esa velada. El joven Nott sacó un cigarrillo de su cajetilla y comenzó a inhalar el humo.

—Ni siquiera sé por qué te estresas, vas a pasar la noche con Granger. Y ambos sabemos cómo va a ir esta noche—.dijo Draco, jugando con la manta.

—Se ha portado como un gran imbécil con ella, así que es natural que se estrese. Ni siquiera habría aceptado si yo fuera 'Ella.

Theodore no respondió y se limitó a fumar. Fue una gran ayuda para reducir su estrés, pero todavía había un poco de ansiedad en el fondo de su mente.

Al terminar su cigarrillo, Theodore se levantó y miró su reloj.

Diez minutos. Sólo quedan diez minutos.

Theodore sentía que se asfixiaba con la ropa que llevaba. Vestido con camisa, pantalón y chaqueta, Theodore se sentía bien. Pero su estrés le estaba asfixiando.

Pero el moreno estaba deseando ver cómo estaba Stella y pasar la noche con ella.

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Hacía unos diez minutos que Stella y Theodore habían llegado al restaurante. Theodore había planeado tanto para esta noche que Stella se sentía un poco avergonzada de estar en este lugar, donde estaban los más grandes magos.

—Podríamos haber comido algo en el castillo, ¿sabes?—dijo Stella mientras se sentaba en la silla.

Theodore se limitó a encogerse de hombros como respuesta. No quería hacer las cosas de forma sencilla. El joven mago quería ser perdonado a toda costa, que pudiera hacer lo que ella quisiera en ese momento.

Un enorme vacío se hundió entre los dos magos. Theodore y Stella no sabían de qué hablar sin sentir una inmensa vergüenza.

—Eres preciosa, Stella—,dijo Theodore, juntando las manos.

Las mejillas de la morena se volvieron ligeramente rosadas. No estaba acostumbrada a que la piropeara. Sus cumplidos eran tan escasos que los aceptaba siempre que le llegaban.

—¿Quiere pedir algo?—preguntó un camarero al acercarse a ellos.

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—Honestamente Theodore. ¿Nunca has tenido la curiosidad de leer un libro muggle o incluso un libro?

Theodore sacudió la cabeza mientras se servía un vaso de agua.

—Nunca me ha interesado la lectura de nuestro mundo, así que ¿lectura muggle?—preguntó con una mueca.—Muy poco para mí.

—¿Entonces nunca has leído a Jane Austen?

El moreno negó con la cabeza mientras daba otro bocado a su comida. La noche se había relajado con la llegada de los platos, lo que había aliviado a ambos.

—Realmente odias todo—,resopló Stella, sacudiendo la cabeza.

—No te odio.

Stella levantó la vista y enarcó una de sus cejas. Theodore se pasó la lengua por los dientes y sonrió. Stella no sabía cómo reaccionar a esta frase, pero no contestó, no queriendo hacer la situación incómoda para ella.

—No, pero en serio Theodore, deberías leer los libros de Jane Austen, son geniales.

Theodore puso los ojos en blanco ante su amigo.

—Léelos, o te obligaré a leerlos. Y sabes que puedo hacerlo.

—Está bien, los leeré, mamá.

—Prefiero ir al baño antes de pegarte—,gruñó Stella mientras tomaba su bolso.

Al entrar en el cuarto de baño, Stella se fijó en una mujer que estaba de espaldas al retrete mientras se maquillaba. Granger se acercó a los lavabos y se mojó un poco las manos antes de colocárselas en la nuca.

—¿La cena con Theodore va bien?—preguntó una voz aguda que Stella conocía más que bien.

Stella se dio la vuelta y encontró a Hannah de pie frente a ella, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Hannah, cuánto tiempo ha pasado—,suspiró la bruja mientras cerraba su bolso.—Dime, ¿qué haces aquí? ¿Solo? ¿Sin magos que soporten tu presencia?

—Oh, ¿quién dice que está sola esta noche?—Gritó otra voz que Stella odiaba cada vez más.

Lorenzo Berkshire.