Capítulo 02: Un nuevo mundo

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En un lugar oscuro, iluminado con las pocas velas que decoraban el interior de la minimalista sala en un tenue color naranja, se podía apreciar una sensación de tranquilidad y antigüedad.

Eso no era todo, lo que más destacaba en este lugar no era el trono de mármol blanco que se encontraba en el centro de la sala, ni los diversos cuadros con diferentes escenas históricas pegados a las paredes, no.

Era la gran figura sentada en el trono que estaba en el centro de la sala.

El simple hecho de estar sentado era más que suficiente para transmitir una sensación de opresión y, al mismo tiempo, un sentimiento que sólo los que han superado las turbulencias de la vida durante miles de años, podían poseer.

Su aura no es algo que un Rey o un Emperador pudiera pensar en poseer, no, es un aura diferente. Un aura que sólo podían tener aquellos que habían nacido por voluntad del mundo, es decir, aquellos seres conocidos como dioses.

A pesar de ser un dios que vagaba por el mundo de los mortales, el hombre poseía una vestimenta sensata; una túnica blanca que transmitía su presencia divina y un manto negro que ensombrecía su rostro estoico y arrugado, con su larga y blanca cabellera asomando por debajo de los hombros.

Con los ojos cerrados, vigilaba aquel lugar donde habitaban millones de monstruos. Un lugar conocido y llamado hogar por los monstruos, igualmente, un lugar donde los humanos de este mundo se aventuraron y fortalecieron en busca de un camino que los llevara a la riqueza, el reconocimiento y las mujeres.

Aunque sus ojos estaban cerrados y su concentración permanecía totalmente en ese lugar, como Dios que no tenía fuerza sellada, podía observar y sentir todo en este mundo.

*¡Zumbido!

Una repentina agitación en la propia voluntad del mundo zumbó alegremente en su conciencia, alertando al encapuchado en el proceso.

Sin abrir los ojos, se concentró en el mundo, sin embargo, aún después de unos segundos, nada volvía a suceder, como si lo anterior fuera una simple ilusión por parte de su conciencia.

Pero, antes de volver a centrar su atención en su trabajo principal, ocurrió algo que nunca en su vida pensó que vería con sus propios ojos.

Con sus sentidos, pudo observar un pilar de luz dorada iluminando la oscuridad del mundo que sólo aquellos seres divinos podían observar. Un pilar que se elevaba y penetraba en el mismo cielo mientras se expandía y abrazaba el mundo con una sensación de calidez.

El hombre abrió bruscamente los ojos y miró en una dirección concreta. Por primera vez en quién sabe cuántos miles de años, el ojo azul celeste emitió una miríada de emociones. Sus manos se apretaron con fuerza e hicieron que el reposabrazos de su trono se destruyera.

"... Tal vez, este mundo... no, no puedo asumir nada".

Su murmullo, aunque bajo, traía consigo una increíble y profunda majestuosidad. Sin embargo, pronto sus cejas se fruncieron con cierto desconcierto.

"Incluso con mis sentidos ya no puedo sentirlo ni verlo".

A pesar de que el hombre no podía ver la apariencia ni sentir el aura de aquella entidad recién llegada que hacía bailar de felicidad a la voluntad del mundo, sabía que este mundo sufriría un gran cambio.

En cuanto a si ese cambio sería bueno o malo, ni siquiera él lo sabía.

"Simplemente espero que el resultado no sea demasiado desastroso. No quiero imaginar lo que le ocurriría a este mundo si ocurriera lo peor. Incluso Tenkai podría no salvarse.

Acompañado de un largo suspiro, el Dios agitó su brazo y como respuesta inmediata, un encapuchado se materializó en el interior de la sala con la cabeza gacha, mostrando su lealtad y reverencia hacia su Dios.

Deidad Dorada: Slime en el Multiverso [Danmachi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora