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La mafia.

Arylia Genovese

El despertador hace eco por toda la habitación, algo tarde cuando salgo del baño envuelta en una bata. «¿Como que sonaste algo tarde no?» Camino hacia el armario en busca de una blusa negra con escote y unos pantalones de cuero.

Seco mi cabello que queda liso. Comienzo a maquillarme enfrente del tocador, aplicó un poco de sombra de ojos café oscuro, rimel y un labial rojo. Me coloco unos aretes, el collar que me regalo mi madre y un par de pulseras, siento como tocan la puerta.

— Señorita, su padre la espera en el salón —reconozco la voz de Clara al otro lado de la puerta.

— En cinco minutos estoy abajo —tomo mi celular que está encima del velador y lo enciendo encontrándome con las mas recientes noticias.

Abren la puerta del cuarto sin tocar.

— ¿Cuanto se dignara a bajar la principessa? —me giro hacia Leandro, mi hermano.

— La puerta existe por una razón —lo ignoro y sigo con lo mio, revisando los nuevos ataques de los clanes y los contraataques de la FEMF.

— ¿Interrumpí algo importante? —pregunta con notorio sarcasmo y burla en su voz.

— Largo de mi habitación a menos que quieras tener una navaja atravesada en tu garganta —camino a la puerta y mi hermano se ríe antes de salir de mi cuarto.

Bajo las escaleras mientras escucho las voces y risas intensificandose. En la puerta que da al salón se encuentra una de las empleadas esperándome con la mirada perdida, se encuentra con la mía y recupera su compostura.

— Su padre está adentro esperándola, ¿quiere que la anuncié o...? —la corto negando con la cabeza.

— No necesito anunciación Isadora, gracias y puedes retirarte —no responde, simplemente asiente con la cabeza y vuelve a sus labores sin reclamos.

Abro las puertas de par en par y entró al salón llamando la atención de todos los presentes. Me encaminó hacia mí padre y este me recibe con un beso en cada mejilla. Me señala el asiento junto a él.

Tomó asiento al igual que todos, me tomó el tiempo de mirar los rostros de las personas que se encuentran aquí. Aunque los que destacan son los Mascherano. Bernardo, Brandon, Alejandro y el rey de reyes... Antoni Mascherano.

Junto a ellos se encuentra la cagna, Isabel. Siento asco hacia la maldita desgraciada, me recuerda demasiado a la mujer que llevo a la muerte a mi madre. Una perra, que lo único que hizo fue meterse con mi padre para destruir a mi madre y luego desaparecer.

Comienzan a hablar de planes para formar nuevos lazos, planes para atacar a la FEMF, las pérdidas, los nuevos integrantes entre otras cosas poco importantes. Hasta que tocan el tema de Christopher Morgan. El hijo de puta que tiene a los clanes irradiando rabia hasta por los poros.

— ¿Porque no matamos al maldito desgraciado de puta de una vez? —un viejo canoso habla y yo solo puedo rodar los ojos.

Isabel lo nota e interviene inmediatamente.

— ¿Tienes algo para opinar principessa? —la perra me mira y yo simplemente me digno a asesinarla con la mirada, «¿Quien se cree que es para llamarme principessa?» —. Digo... ruedas bastante los ojos pero no propones nada para solucionar los problemas.

— Se me olvidaba que tu habías dado muchas ideas hasta ahora —hago una pequeña pausa para reírme en su cara—. Lo único que haces es decir como mataras a Rachel James, pero no te he visto hacerlo.

𝐀𝐑𝐌𝐀 𝑳𝑬𝑻𝑨𝑳𝑬 -Antoni Mascherano-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora