ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 ℑℑ.

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¿Qu-qué? ¡¿Có-cómo lo supo?!— La peliblanca se pegó más a la pared para que así no la vieran. Está miró a Urias para fijarse que no dijera algo que la delatara.

—Vaya, parece que nuestra querida invitada está asustada. ¡Lycans, tráiganla!— Les ordenó Madre Miranda a los Lycans, aún que estuviesen bajo el mando de Karl, ella tiene más poder y autoridad. Los Lycans hicieron caso a su orden mandada para luego empezar a acercarse a Pandora mientras Urias les hablaba, al parecer los logró convencer de que no la tomaran a ella como prisionera, si no que tomaran a alguien más.

 —¿Estás seguro de que esto funcionará correctamente?— Urias alzó los hombros en modo de tal vez, para que luego Pandora soltará un suspiro y lanzara contra el medio de los Lords a la supuesta "Pandora"

Al caer la humana, los primeros que se acercaron para fijarse si era la guardiana o no, fueron Alcina y Karl. Las niñas habían intentado acercarse pero su madre les dijo que no, para que Miranda no descubriera que ellas estaban muy apegada a la peliblanca como Alcina, pero con su cara de seriedad ocultaba la de preocupación. 

Al levantar la capucha de la chica se dieron todos cuenta que no era la persona que creían que era. Alcina se agachó para tomar la cara ensangrentada por tantas mordidas y rasguñada de la chica entre su mano para examinarla bien y fijarse de que no sea su Pandora con una máscara de piel. No es ella.— Se alivió ella misma cuando se dijo eso en sus pensamientos. 

 —D.— Le habló bajo Heisenberg mientras se volvía a sentar y la miraba encendiendo su puro. El señalo su cigarrillo mientras lo prendía haciendo que se iluminaran sus anteojos dándole pasos a su mirada para mirar para arriba, diciéndole inconscientemente que ella hiciera lo mismo que él. 

Lo copio en lo de sentarse y prenderse su cigarrillo mientras mantenía calmadas a sus niñas para que no salieran corriendo a ver si la peliblanca estaba a salvo en alguna parte. Al hacerlo miró de reojo para arriba notando la figura de la peliblanca detrás de uno de los Lycans, ésta la saludo con la mano abierta con una cara de preocupación en su rostro. Siempre te gustó hacer cosas arriesgadas desde fuiste una niña pequeña.— Soltó la calada que había introducido en el interior de sus pulmones para luego soltarlo con una pequeña sonrisa.

Madre Miranda se acercó luego de que Angie y Mordeau se alejaran de la recién llegada.  —Vaya, vaya, parece que nuestra invitada que se reveló por fin.— Agarró con dos de sus dedos con sus garras las mejillas de la supuesta "Pandora". La examinó detalladamente viéndola desde arriba. —Lycans, matenla. No nos sirve.— Dijo para luego soltarle la cara y dirigirse de nuevo a su puesto. 

Los Lycans salieron de todas partes para poder saltar sobre la chica despedazándola entera, mientras que gritaba por ayuda. Pero esos gritos nunca iba ser escuchado por alguien de afuera de la iglesia. Una gota de sangre que salpicó uno de los Lycans cayó sobre la mejilla de la matriarca, haciendo a está abrir los ojos en modo de asco hacia el Lycan que hizo que la sangre cayera en ella.

La guardiana desconcertada por haber visto lo que había hecho el Lycan, quería lanzarle uno de los cuchillos envenenados, en cambio eso no fue posible. Ya que, las tres pequeñas hijas de Dimitrescu se encargaron de asesinar a la bestia, haciendo que la madre de las tres sonriera orgullosa de sus pequeñas. Después de unos minutos Madre Miranda dio por terminada la reunión. Los 4 Jerarcas salieron de la Iglesia para cada unos ir por su lado. Excepto por Lady Beneviento y Lady Dimitrescu que se quedaron charlando un rato antes de regresar a sus hogares.

—Así que ella ya te convenció de venir a arreglar mi hogar, es sorprendente que lo haya logrado.— Donna soltó una risa baja mientras miraba a su hermana a través de su velo.

La sangre entre guardiana y duquesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora