Al parecer lo que se había pensando era real después de todo, un pila entera de Lycans uno arriba de otro, muerto. Le seguían varios Moraicas y sorprendentemente Samcas, los cuales no habían estado en el castillo por un largo tiempo. Pues ahora hacían su aparición de nuevo pero para mal. Que mierda...— Soltó en su mente al instante al ver tantos cadáveres. Le indicó a Cassandra que no se acercara por las dudas, no quería que una de las bestias saltara y le provocará alguna herida. ¿Quién habrá provocado todas estas muertes? Un animal normal no podría hacer esto así nomás, ni un oso. Un wendigo tampoco, saben cual de cual es el "territorio" de cada uno... Así que solamente me quedaría una opción.— Posó una mano en su pera analizando la situación, entrecerró los ojos mientras miraba la pila. —Debe ser ella...— Se alejó de ahí para empezar a revisar las ramas de los árboles más cercanas a los cadáveres. —Cass, revisa aquella parte en busca de alguna pluma negra de cuervo.— Le indicó subiéndose para verificar mejor. No había menor duda que los Lycans habían intentado darle mientras volaba, le resultaba fácil de esquivar. Sabía que ella podía transformarse en un cuervo, pero si lo había hecho en frente de ella no se había dado ni cuenta.
—Aquí.— Musito tocando un poco la rama partida, pudo lograr imaginarse un poco la situación de cómo podría haber sido; los Lycans, Moraicas y Samcas se le avecinaron encima para poder cazarla, cosa que hizo que salieran disparados para diferentes lugares por alguna fuerza que ella hubiera usado para alejarlos y posteriormente matarlos uno por uno. Apoyó una mano en su mentón pensando al respecto de ello, no habían otras conclusiones que no fuera ella en sí.
—Oye.— Salió de sus pensamientos al instante cuando Cassandra le habló provocando que perdiera el equilibrio en su eje, tuvo que agarrarse de la azabache para no terminar en el piso. —¡Cuidado, no quiero que regreses lastimada!— Tomó su muñeca para poderla sentar de nuevo en la rama mientras se ponía a su lado y le mostraba lo que le había pedido buscar. —Encontre esto, ¿es de algo que tenga que ver con todo esto?— Cuestionó, mirando la pluma negra que sostenía en su mano.
—Sí, realmente sí. Nos puede servir para resolver este caso.— Le confirmó mirando la pluma. —Volvamos sino se nos hará tarde.— Exclamó saltando del árbol para esperarla a que se transformara en moscas para llegar a su lado. Luego de que ella hiciera eso y empezaran a caminar, sintieron a los segundos que unas gotas empezaban a caer. Unas pocas al principio pero luego se volvieron más grandes y con mucha variedad. Genial.— Pensó sarcásticamente sacándose su saco para ponerselo a la mayor arriba en su cabeza para que no se mojara. —Después puedes venir a retarme junto con tu madre, por ahora vamos rápido antes de terminar enfermas y mojadas.— Se apresuró a decir antes de que se le adelantara y la regañara como Alcina hacía. De tal palo, tal astilla era el dicho que las caracterizaba muy bien a las niñas con su madre.
Siguieron caminando por un rato largo cuando por fin pudieron ver el castillo de cerca, para eso decidieron acelerar más rápido para así poder entrar. Las ropas de Cassie estaban casi secas, lo más mojado era la parte más mojada era la parte más baja de su pantalón junto con sus zapatos. Por parte de la menor, se hallaba con su ropa totalmente empapada hasta las medias. Quería llegar rápido al baño para poder quitarse toda esa ropa mojada.
Al llegar a la puerta de metal, Pandora se acercó para abrir la parte de la pared donde estaba el interruptor para que se levantara la puerta al instante dejándolas pasara para que a los segundos se cerrara. Abrieron las puertas del castillo y al instante les entró una rafaga de calor al cuerpo provocando que ambas temblaran un poco por el golpe de temperatura fugaz que les atravesó, en el vestíbulo las estaban esperando Samara y Rosana con unos toallones para que se tapasen con ellos, la mayor se negó para indicarles a ambas mujeres que la secaran a la menor que estaba en peores condiciones.
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La sangre entre guardiana y duquesa.
FanfictionUn día después de las reuniones casuales con Madre Miranda a las 1 de la mañana, Lady Alcina Dimitrescu regresaba de camino de aquella reunión tan casual encontró a una pequeña bebé con cabellos blancos con negros, parecía un tigre realmente con sol...