ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔙ℑℑ.

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Oh ou...— Pensaron ambas a la vez al escuchar la puerta de la habitación abrirse y segundos después cerrarse. Alcina/Mamá...— Se miraron a la vez y vieron la herida que se había provocado la menor en su frente. Tal vez se escaparían de una regañada si es que logran limpiar la herida, pero por el de las almohadas iban a estar sí o sí.

Se escuchó un:"Ay por el amor de Dios.", en la habitación principal al lado del baño, ambas chicas se miraron y empezaron a tratar de limpiar al menos un poco la sangre antes de que Lady Dimitrescu pueda llegar a olerla y verla.

—Daniela, ¿Pandora se ha hecho alguna herida? Porque siento desde acá el olor a su sangre.— Abrieron más los ojos, una idea se le vino a la pelirroja a la cabeza; decidió sumergir la cabeza de la peliblanca en el agua para ver si así se cortaba más rápido la sangre.

—Que yo sepa no mamá, no creo que las almohadas le hayan hecho daño alguno.— Intentó convencerla con eso, aunque costará o intentara sabía que no iba a servir ya que conocía muy bien a su madre, y cuando sospechaba de algo es porqué lo hacía.

La guardiana agarró la mano de Daniela que era con la que la tenía en su cabeza bajo el agua, al quitarla y moverla pudo sacar su cabeza para tomar agua y mirar a la contraria con una mirada de enojo por casi haberla ahogado. Como si pudieran leer el pensamiento de la otra empezaron a hablar con las señas del rostro. Casi me matas.— La miró con los ojos abiertos y señalando el agua.

Bueno perdón, ¿qué querías que hiciera? Mamá está justo a unos cuantos pasos nuestros.— Señaló con los ojos mientras fruncía el seño y los abría un poco más también. Antes esto la guardiana suspiró y asintió.

—Estamos en el baño, Daniela me estaba ayudando a darme una refrescada por la fiebre.— Dicho eso se escucharon los pasos provenientes de la Jerarca que se venía aproximando al baño, en ese mini instante Daniela se fijó para ver que no le siga saliendo sangre. Ya había parado, ¿pero como iban a hacer para cuando volviera y la melena de la peliblanca se ponga roja de nuevo?

Escucharon la puerta abrirse detrás de la menor de las hermanas Dimitrescu, giraron la vista al instante para ver a la matriarca que estaba regresando a su postura original luego de entrar por la puerta. Las miró a ambas cuando ya estuvo bien parada, pero lo raro era que ella seguía sintiendo el olor de la sangre de su tigresa. Inhaló fuertemente intentando con solo eso poder encontrar a ver por qué lugar de su cuerpo salía el olor a la sangre suya.

Se acercó a ellas para luego inclinarse un poco y tomar la cara de la menor entre sus manos examinándola con la vista, acercó su nariz a su cabeza para olerla y aquí era donde sentía el olor mucho más fuerte. Frunció el ceño y miró a ambas mujeres con la esperanza de que le explicaran. —¿Y bien? ¿No me van a dar una explicación ambas de por qué Pandora tiene un pequeño corte en la cabeza?—

Antes de que Daniela pudiera decir algo, la peliblanca se le adelantó para ella justificar lo que le había sucedido. —Yo me resbale al intentar entrar en la bañera y me golpee contra esta haciéndome el pequeño corte.— Le explicó mientras seguía siendo sostenida por su señora. Alcina notaba que sus pulsaciones eran normal, estaba diciendo la verdad, sino se notaria en sus pulsaciones que estaría mintiendo, pero no era así. Estaba diciendo la verdad y su mirada también lo decía.

La mayor las siguió mirando con el ceño fruncido para luego soltar un suspiro. —Deberías tener más cuidado la próxima vez, a ver déjame ver bien dónde te lo hiciste.— Le ordenó y está movió un poco la cabeza para abajo para que pudiera revisar tranquilamente. Era una herida pequeña y superficial, pero lo suficiente como para que hiciera sangrar un tanto. Agarró el botiquín que tenía en el baño por las dudas para empezar a curarle la herida.

La sangre entre guardiana y duquesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora