O9. IM CHEWING GUM AND IT'S KILLING YOU

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Mary Elizabeth y Riley todos los días de escuela observaban como Millie comenzaba a volverse aún más ajena ante ellas, había días en los que ni siquiera se dedicaban un "Buenos días".

No cuestionaron su nuevo estilo, ni a los que parecían ser sus nuevos amigos, aunque ambas estuvieran algo intrigadas por todo.

Claro que eran amigas, pero siempre Millie podía sentir un tipo de barrera que la separaba de ellas dos, sentía aquel sentimiento de ser dejada de lado, casi siempre. No se contaban muchas cosas, no pasaban tanto tiempo juntas, pero ojo ahí, eran amigas.

Millie siempre quiso creer eso y evadía cualquier pensamiento que le decía que no eran amigas en verdad, quería ser parte de algo, algo más que no fueran equipos de tareas en las clases.

En cambio, Millie sentía que tenía un tipo de conexión fuerte con Sadie, estaba segura de eso, ya no era sólo estar ilusionada con ello, pasaban mucho tiempo juntas, y Millie coqueteaba bobamente con ella cuando podía, Sadie se burlaba de su forma de coquetear y le decía que era patética, todo esto era broma, aunque el coqueteo de Millie no lo fuera del todo, la pelirroja pensaba que sí y, a veces, sólo a veces, le seguía el juego.

Sadie tomó la decisión de dejar de llevar a Millie con sus otros amigos, pensaba que la castaña podría pensar mal, hablaban mierda hasta por los codos, es como si Sadie estuviera faltándole el respeto al honor de Millie, aún cuando ella no estaba presente. Ahora sólo se reunía con ella unos minutos en el receso, compartían lo que fuera que Millie llevara para el almuerzo, y Sadie la visitaba en las tardes cuando no estaba trabajando en la cafetería.

Aquella noche de Mayo, Sadie y Millie habían ido a una fiesta, en la cual la pelirroja descuidó a la castaña unos minutos para ir al baño, no fueron más de diez, cuando regresó, la visualizó jugando Beer Pong con un grupo de chicos que parecían un año mayor que ella, tenía ya un pequeño vasito rojo en sus manos, ya había bebido el contenido.

Sadie pensó en ir por ella al instante, decirle que estaría en problemas si sus padres se enteraban, pero no quiso ser aguafiestas y dejó que se divirtiera, pero su pensamiento cambió cuando su compañero de juego la hacía beber siempre que les metían un punto. Millie sólo formaba muecas cuando bebía el líquido con rapidez, no porque tuviera un mal sabor, todo lo contrario, en realidad. Pero sabía que tal vez se metería en problemas por no saber decir "no".

Sadie contó las seis veces que Millie bebió y fue suficiente para ella, inhaló algo de aire para controlarse, estaba molesta con el chico por abusar de Millie de aquella forma, con los brazos cruzados, se acercó hasta la mesa y tiró del brazo de Millie para llevársela lejos, a un lugar no tan ruidoso.

—¡¿Por qué le diste todo de beber a ella?! —gritó tan fuerte que sintió su garganta doler, pero era para que la escucharan.

—¡Es sólo un juego! —gritó el pelinegro, pensando que Sadie estaba bromeando. Entonces Sadie tomó uno de los vasos del Beer Pong y se lo arrojó en la camisa azul cielo que llevaba puesta, la mancha de alcohol rojo comenzó a expandirse dándole una tonalidad casi púrpura.

Unos se rieron, otros simplemente soltaron maldiciones llenos de sorpresa. Sadie la sacó de ahí.

También trató de conseguirle un vaso de agua, pero habiendo tanta gente, no pudo conseguir paso hasta el grifo de la llave. Así que sólo estaban sentadas en la vereda frente a la casa. Sadie estaba arrepintiéndose en lo impulsiva que fue al tirarle eso al chico.

Millie masticaba goma de mascar, que ya no tenía sabor alguno, pero su forma de masticarla, tan ruidosa y chiclosa molestó a Sadie después de unos diez minutos. Entonces le abrió los labios con los dedos y buscó la goma de mascar para sacársela de la boca de una vez, claro que lo logró, y mientras la arrojaba hacía el pavimento, la castaña rió, burlándose.

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