EVERYTHING YOU LIKE • sillie

12. ALLERGIES AND HUGS

Sadie nunca había hecho aquello, estaba caminando por los pasillos de la preparatoria, buscando a Millie para hablarle por primera vez, después de todos aquellos días en los que la castaña la estuvo ignorando. Millie estaba por quebrar su gruesa pared orgullosa, la extrañaba bastante.

Maldijo a Millie todo el camino, pensó que se estaba humillando bastante y estaba perdiendo su tortuosa dignidad, pero entonces decidió sacar aquella idea de su cabeza, su necesidad de hablar con Millie de nuevo estaba taladrando su cerebro todos los días.

No entendía porque Millie comenzó a ignorarla, habían hablado y se suponía que la situación que pasó entre ellas ya había estado solucionada, Sadie pensó que tal vez Millie pensó la situación de nuevo y no querría ser más su amiga. Pero quería escucharlo directo de sus labios y no de sus pensamientos intrusivos.

La preparatoria estaba comenzando a vaciarse poco a poco, era casi la hora de salida, y Sadie sabía que Millie tenía la última clase libre. Como se tardaba en encontrarla, pensó que Millie ya se había marchado, pero después visualizó tres cabelleras, que ya tenía muy grabadas en la cabeza al observarlas desde lejos toda la semana, tan sólo para ver unos segundos a Millie pasar de lejos y evitar su mirada a toda costa.

La encontró con Riley (la chica de ojos azules con nubecitas) y Mary Elizabeth, sentadas en el árbol dónde Millie solía tomar el almuerzo.

Se acercó a aquellas chicas, y en su cabeza, Millie y la de ojos azules estaban más cerca de lo que deberían, mordió su lengua al sentirse celosa, de nuevo.

Pasó toda la semana (casi dos) cuestionándose el porque estaba celosa, porque ella lo aceptó casi al instante. Y llegó a la conclusión de que era porque Millie ya no pasaba tiempo con ella y la hacía sentir algo reemplazable. No quiso hacerse un lío en la cabeza al pensar en conclusiones un poco más obvias.

Las tres chicas levantaron el mentón al escuchar las pisadas cada vez más cerca, por primera vez en casi dos semanas, sus miradas se conectaron, Sadie notó que al instante en el que se miraron, el semblante de Millie se volvió más apagado.

Sadie se sintió mal al ser la causante de su cambio de ánimo tan repentino.

—Mhm... Hola... Chicas.

—Hey —Mary Elizabeth y Riley le devolvieron el saludo. Sadie sólo pudo enfocarse en que la voz de Riley era dulce y suave, la maldijo en su cabeza de nuevo. Entendía porque Millie estaba tan enamorada de Riley, era una chica muy hermosa.

—Millie, ¿me acompañas un segundo?

La castaña asintió, tomó su mochila y se puso de pie mientras se despedía de ambas chicas diciéndoles que se verían al día siguiente, ambas le respondieron de la misma manera y se despidieron se Sadie de la misma forma.

Cuando Millie y Sadie estuvieron ya un poco más lejos de donde estaban la castaña y la rubia decidieron detenerse.

—Hey... Has estado evitándome, ¿no me necesitas más, ya conquistaste a la chica con nubecitas en sus ojos? —preguntó con una pequeña sonrisa que Millie no logró notar al mantener la cabeza baja, la castaña negó sin mantener el contacto visual —¿Entonces por qué me evitas?

—Estás harta de mí —Sadie negó frenéticamente, con algo de confusión.

—No.

—¿Entonces por que le dices eso a tus amigos? —la pelirroja se quedó callada y frunció el ceño, tratando de recordar la conversación que tuvieron hacía una semana y algunos cuantos días más —quiero darte tu espacio, supongo, yo sólo pensé que comenzaba a agradarte un poco. Mhm... Mamá me espera en casa, es hora de irme.