Nuestra Omega

7 | Nuevo hogar

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capítulo...
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Días después

POV ARYA
17 años

Última noche en mi dormitorio, última noche en el lugar que fue mi único hogar durante muchos años. Era algo extraño saber que era mi última noche aquí.

Aún faltaban dos semanas para mi cumpleaños dieciocho, pero me habían dado la oportunidad de irme junto al último grupo que se iría en este año, si no lo hacía ahora, iba a tener que esperar  hasta el próximo año. Y no iba a quedarme aquí innecesariamente. Otros niños podrían estar necesitando este refugio más que yo. Además, no iba a esperar más para entrar a la universidad.

Simplemente, me aferré a la idea de que era momento de seguir con mi vida fuera de estas cuatro paredes. Cerré mis ojos y me acurruqué aún más entre las sábanas, dejando de pensar en todo aquello que me alejaba de querer dormir...

A la mañana siguiente, me levanté e hice mis necesidades cotidianas como de costumbre. Ordené mi cama y me dirigí hacia el comedor, donde una corta fila me recibió. Tomé la bandeja y me uní a esta, noté que en el menú de hoy había puré de papa y otros alimentos más para acompañar.

Pedí una pequeña porción y tomé asiento en una de las mesas. Luego de desayunar, volví hacia mi habitación y empecé a empacar las cosas que aún me faltaban.

Sofía y Montserrat se habían ido hace unos días, primero que yo. Según nos habían informado, aquí tienen programas de autovalimiento, que brindan acompañamiento un tiempo antes y un tiempo después, hasta que podamos organizar nuestra nueva vida fuera del orfanato.
Por esta razón, nos habían cedido un conjunto de apartamentos hasta que podamos encontrar un hogar por nuestra propia cuenta. Y estaba plenamente agradecida por eso, de no ser así, no sé qué podría haber hecho al salir de esas puertas.

Nos habían anunciado que hoy a las nueve en punto partiríamos el grupo "C". Nos habían dividido en grupo para más facilidad a la hora de transportarnos a todos.

A Sofía y Montserrat les tocó irse en el grupo "A".

Con algunos ánimos tomé mis maletas y bajé al primer piso. Me despedí de la señorita Robinson que estaba a punto de llorar en nuestra despedida.

—Te deseó lo mejor allá afuera. Que todos tus sueños se cumplan, pequeña. — hasta yo estuve a punto de llorar con sus palabras. Después de unas pocas palabras más, subí al autobús y ocupé uno de los asentamientos pegados a la ventana.

Quien diría... Había llegado el momento de marcharme del orfanato. Observé la estructura del lugar; tantos lindos recuerdos y buenos momentos qué viví en ese lugar. Y ahora todo quedaría en mi memoria...

Pero no tenía tiempo para sentir tristeza, solo empecé a recordar los buenos momentos que pase allí dentro, prometiéndome no olvidarlos nunca.

En el transcurso del camino, mi mirada estuvo ocupada en la ventana. Manteniendo mi mente ocupada hasta que llegue a mi destino.

Al bajar del transporte, me fijé en la estructura del lugar, no era tan grande pero tampoco tan pequeño.

Subí las escaleras hasta el tercer piso, y seguí caminando por los pasillos hasta que llegue al lugar que se suponía sería mi hogar durante tres meses.

No podía decir que era gigante porque no era así, era acogedor, mejor dicho. Tenía lo que cualquier casa común y corriente tenía; un comedor de dos sillas, estufa, refrigerador y un pequeño mueble en una esquina. Contaba con una habitación considerablemente bien y un pequeño baño dentro.