13 | Relámpagos

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capítulo...
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—Lo lamento, no puedo aceptarlo. Apenas les conozco y creo poder estar bien por mí sola. — dije, jugando un poco con mis dedos.

—Entendemos. Pero necesitamos al menos estar comunicados contigo todo el tiempo que sea posible. — dijo Eider. Su hermano pareció estar de acuerdo con él.

—Bien así será, pueden darme sus números de teléfono si así gustan.

—Por supuesto.

Eider escribió algo en un papel. —Son nuestros números privados, contestaremos siempre.

Asentí, tomando el papel y guardándolo en mi bolsillo.

—La acompañaré hasta la salida. — el mayor de los mellizos se aproximó hacia mí, el mismo con el que había bailado en mi fiesta de graduación.

—Muchas gracias. — le agradecí

[...]

Estando ya en mi departamento, les hablé a mis amigas sobre el acuerdo qué había hecho con los Alphas. Ambas estaban en desacuerdo por mi decisión.

—Debiste aceptarlo. — Sofía volvió con lo mismo.

—Era una gran oportunidad. Vivirás como una reina en esa casa. — le siguió Montserrat, yo suspiré.         —Además, estarías más protegida con ellos que estando sola aquí.

—Tranquilas, nadie me conoce. — me senté en los muebles junto a ellas.

—No es cuestión de si te conocen o no, sabes bien que cuando la gente quiere hacer daño, busca la manera.

—Por favor ya, no sean tan negativas. Estaré bien. — les dije.

—Bien, cómo digas. Debemos irnos.

Presté atención en ellas —¿No van a dormir aquí? — les pregunté, creí que así sería.

—Yo no puedo, debo hacer algunas cosas en casa y no puedo dejarlas para mañana. — explicó Mont. Echando sus cosas en su cartera.

Mire a Sofía.
—Yo tampoco, tengo trabajo. — se excusó. Yo suspiré

—Bueno... Entonces, nos veremos el fin de semana. — les dije, dándoles una última sonrisa.

—Está bien. Mantengámonos comunicadas, por favor.

—Claro.

Dije. Mis amigas se despidieron y ambas se marcharon. Yo suspiré tirándome en la cama, la espalda pegada al colchón y mi mirada puesta en el techo de color blanco.

Considero que había sido lo correcto no irme a vivir con los mellizos todavía.

El día pasó muy rápido, me mantuve en mi casa haciendo tareas y ordenando las cuentas para mi próxima venta. Estaba pensando en hacer brownies para mañana.

Estaba muy ocupada leyendo mi libro de matemáticas para poder resolver los ejercicios, cuando observé por la ventana cómo empezaba a llover a cántaros.

—Oh no.

Me levanté rápidamente del comedor, dispuesta a cerrar cada ventana del departamento.

Un fuerte estruendo se escuchó y no pude evitar cerrar los ojos con fuerza, en mis oídos se escuchaba un pitido constante. Ese trueno me había aturdido, mis oídos dolían.

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2023 ⏰

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