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— ¡¡Robin, ¿estás bien?!! — preguntó alterado el castaño mientras balanceaba a la mencionada hacia delante y hacia atrás una vez esta abrió la puerta de su casa

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¡¡Robin, ¿estás bien?!! — preguntó alterado el castaño mientras balanceaba a la mencionada hacia delante y hacia atrás una vez esta abrió la puerta de su casa.

La rubia le había llamado urgentemente porque supuestamente le había pasado algo grave. Le dijo que tenía que ir lo más rápido que pudiera a su casa ya que necesitaba ayuda. De ahí el estado alterado.

Tranquilo. Entra — dijo con sencillez la chica dejando perplejo al otro por el tono tan natural con el que lo dijo cuando unos minutos antes parecía agonizar de dolor al otro lado del teléfono — No me ha pasado nada. Solo quería que vinieras — explicó con una sonrisa en el rostro haciendo fruncir el ceño a Harrington.

Se había preocupado para nada.
Tenía ganas de estrangular a su amiga. Eran las diez de la mañana de un domingo y había tenido que ir con prisas sin siquiera tener tiempo de arreglarse el pelo.

Suspiró agotado y enfadado para seguido entrar en la casa y sentarse en el sofá del salón — ¿Y tus padres? — preguntó al no notar la presencia de dichos adultos.

Se han ido a casa de mis abuelos con mis hermanos — respondió mientras se sentaba a un lado del castaño.

¿Y por qué querías que viniera?

La chica cogió mucho aire y lo expulsó lentamente como si se estuviera preparando mentalmente para lo que iba a decir — Voy a serte directa.

— ¿Y cuando no lo eres?

— Shhh — chistó y el otro alzó las manos como si le fueran a arrestar — Ayer — comenzó haciendo referencia a la noche en la feria — Os vi a lo lejos a Eddie y a ti. Y os doy mi bendición — terminó con una sonrisa orgullosa.

¿Qué? — preguntó sin comprender.

Que hacéis bonita pareja — dijo de la forma más directa que pudo al ver que su amigo no entendería más chistes.

¡¿Q.q.ue?! — exclamó agitado mientras se le enrojecían ferozmente las mejillas y se alejaba de la rubia aún estando en el sofá.

Lo que oyes. Soys muy adorables — comentó colocando sus manos en sus mejillas y apretándolas.

¡¿Como que bonita p.pareja?! ¡¿Adorables?! ¡Robin! ¡Explícate! — exigió el castaño aún encogido en una esquina del mueble con la cara toda roja.

Vale, Shhh — intentó calmar al chico — Creo que he sido muy directa en un tema delicado. Lo siento — se disculpó mientras se acercaba al otro, sujetaba sus manos y las acariciaba lentamente — Sabes que soy torpe hasta para respirar — ese comentario hizo reír levemente al castaño quién se fue relajando poco a poco.

Bien, Robin. Explícate — repitió aún algo sonrojado y con el ceño fruncido.

Solo decía que se te nota un poco bastante que él te gusta desde hace un tiempo, Steve — explicó lentamente y con un tono suave para que el chico no volviera a alterarse — Llevaba un tiempo teniendo sospechas pero ayer lo confirmé.

Claro que me gusta. Es una buena persona y- — fue interrumpido por la rubia.

Gustar románticamente, Steve.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del chico y el sonrojó aumentó. ¿Cómo podría gustarle Eddie Munson? A él le gustaban las chicas, no los chicos. Además de que solo eran amigos, ¿no? Es decir, Munson es una buena persona. Es divertido, le hace reír, es amable, friki, era él mismo y así se enfrentaba al mundo. Era algo que admiraba pero no pensaba que lo suyo fuera romántico.

Robin, al ver que el chico estaba en su mundo, siguió hablando — Cuando nos conocimos hace unos meses no parabas de hablar de Nancy hasta que te diste cuenta de que Eddie ya no venía a clases. A partir de ahí comenzó todo. Steve, no paras de hablar de él, joder. Entre que si te gustaría volver a hablar con él, que si te gustaría volver a escuchar como toca la guitarra, que quieres verlo, siempre te preocupadas ¡y llegó un punto en el que cuando terminaban las clases te quedabas fuera para esperarlo por si había ido al instituto! Sé que lo hacías por eso y no por qué me esperabas a mí. Y ayer...tu mirada al verle después de tanto tiempo me lo dijo todo.

Steve procesaba las palabras de Robin recordando todos aquellos momentos mencionados por la chica, buscando indicios de romanticismo en sus acciones. No los encontró. Por lo menos, hasta que lo comparó con cosas que hacía antes de comenzar su noviazgo con Nancy.

Levantó la mirada. Su rostro mostraba confusión pero se abrían con sorpresa — A mi...a mi me gustan las chicas, Robin.

Steve. Existen más cosas a parte de gay o hetero. Te pueden gustar las chicas y los chicos al mismo tiempo. Se llama ser bisexual — explicó con una ceja alzada mientras se cruzaba de brazos. A veces su amigo era un poco tonto — Y si no estás seguro de si en verdad te gustan los tíos o simplemente te gusta Eddie, besalo. Si lo haces, es posible que aclares todas tus dudas.

Al castaño se le vino a la mente una escena de él besando al de larga melena y su cara formó una boba sonrisa. Al ver esto, su amiga negó con la cabeza, divertida.

No puedo besarlo de la nada. ¿Y si no me corresponde y se vuelve todo incómodo otra vez? ¿Si me corresponde empezaríamos a salir? ¡¿Qué pensarían mis padres?! ¡¿Que pensaría Dustin?! Bueno, él seguro que se alegraría. Si me rechaza quedaré como un gilipollas — comenzó a divagar el chico al volver a la realidad dejando atrás su fantasía.

¿Acabas de admitir que te gusta? — preguntó la rubia con un brillo de emoción en los ojos.

— ...no...lo sé... ¿Lo he hecho? — el de ojos marrones no podía creer aquello. ¿De verdad lo había aceptado? ¿Le gustaba Munson?

Todo daba vueltas en su cabeza. Quizás si le gustaba. No era la primera vez que tenía fantasías con él. De hecho, la noche anterior mismamente había tenido el impulso de besar a Eddie en aquella atracción de la casa de juegos y había deseado poder abrazarlo por toda la eternidad cuando se unieron luego de ganar su premio.

A Steve Harrington le gustaba Eddie Munson.

— ¿Y ahora qué hago?

— Ves a su casa esta tarde y te declaras.

— ¡¿Que?! ¡¿Tan pronto?!

Sip. ¿Por qué no? Yo creo que saldrá bien.

— Robin...a él le gusta otra persona. Le ha escrito hasta una puta canción.

— ¿A caso sabes quién es esa persona? — el chico negó — A lo mejor eres tú. ¿No lo habías pensado? Hazme caso, ves a su casa.

— Yo lo hago si tú lo haces con Vickie — la chica frunció el ceño en respuesta.

La rubia lo pensó un poco — Hecho — sentenció estrechando sus manos con su amigo y socio.

La rubia lo pensó un poco — Hecho — sentenció estrechando sus manos con su amigo y socio

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BABYSITTER [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora