Capítulo 11

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Lena POV

Oh Dios... Por fin estaba en casa, qué larga se había hecho esa semana en Metrópolis. Echaba de menos mi casa, pero sobretodo a Kara y que me contara cosas sobre nuestra pequeña. La semana anterior al viaje, Kara se había abierto mucho más conmigo, me hablaba de Nia cuando llegaba, incluso se había quedado un rato más el último día que la vi. Me sentía feliz ante su nueva actitud conmigo, aunque los pensamientos negativos volvían de vez en cuando, pero con mucha menos intensidad.

Escuché la llave girar en la cerradura poco después de mi llegada. Estaba en pijama, tirada en el sofá leyendo una de las novelas que eran candidatas para ser publicadas por mi editorial. No era mi trabajo leerlas, pero siempre que tenía algo de tiempo me dedicaba a ello, era todo un placer descubrir nuevos talentos y enamorarme de sus historias.

-Buenos días, Lena.- saludó.

-Buenos días, Kara, si no te importa hoy voy a...- había comenzado a hablar mientras me giraba para observarla, lo que no esperaba encontrar era a Nia acompañándola.

-Siento no haberte avisado.- se disculpó. -Queríamos darte una sorpresa.

Seguí mirando sorprendida a mi hija mientras me levantaba y me acercaba, aunque a una distancia prudente, no quería presionar a Nia. Sin embargo, no podía negar la felicidad que me estaba invadiendo en ese momento, no sabía por qué mi hija estaba aquí, pero no me importaba.

-Es una muy buena sorpresa.- comenté con la sonrisa más grande que probablemente había mostrado en toda mi vida.

-¿No vas a saludar a Lena?- Kara se dirigió a Nia.

-Hola.- dijo tímidamente.

-Hola, pequeña.- volví a sonreír.

Me fijé en que abrazaba un osos de peluche, ese debía ser Teddy. Decidí comenzar una conversación por ahí.

-Ese debe ser Teddy.- señalé al peluche.

Nia asintió. Me acerqué y me agaché a su lado, cogí una de las patas del osos de peluche con mi mano.

-Hola, Teddy, tenía muchas ganas de conocerte, Mr. Monkey me ha hablado mucho de ti.- fingí saludar al osito.

La cara de mi hija se iluminó con una tierna sonrisa y yo no pude evitar mirarla embelesada, su sonrisa era igual a la mía, pero sus ojos brillaban como los de Kara.

-Teddy quería conocerte también.- dijo tímidamente. -Le gustaría probar tus abrazos.

Abrí los brazos para indicarle que iba a abrazar el peluche, Nia me lo pasó y envolví el juguete. Cuando lo tuve abrazado, dejé un beso en el suave pelo de la cabeza. Miré a mi hija y vi que parecía estar mordiéndose el interior de la mejilla, el mismo gesto que Kara hacía cuando estaba insegura o nerviosa.

-Nia, cariño.- Kara se agachó a su altura, parecía haber notado lo mismo que yo. -Mírame.

La niña obedeció y Kara le sonrió dulcemente para, justo después, susurrarle algo que no llegué a escuchar al oído. Entonces, Nia avanzó hasta quedarse a tan solo unos centímetros de mi. Le devolví el peluche, pensando que eso era lo que quería, Kara había dicho que estaba muy apegada a él, igual se había arrepentido de su ofrecimiento. Para mi sorpresa, ella dejó a Teddy en el suelo e inmediatamente se lanzó hacia mí, rodeando mi cuello con sus pequeños brazos. Tardé unos segundos en reaccionar, Nia me estaba abrazando, mi hija me abrazaba voluntariamente y yo no podía ser más feliz, el corazón me latía desbocado por la emoción y no podía parar de sonreír. Rodeé su pequeño cuerpo aferrándolo más a mí y noté cómo se me saltaban las lágrimas. Vi como Kara nos miraba con una sonrisa llena de ternura y lancé un silencioso "gracias" en su dirección.

El camino a la redención (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora