El camino a la redención (Supercorp AU)

Prólogo

Nota: Después de un siglo y un bloqueo creativo tremendo... tengo una nueva historia Supercorp!!! Es un AU completamente independiente del canon. Os dejo con este capítulo de introducción, espero que os mole.
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Kara POV

Me levanté mareada, con unas tremendas ganas de vomitar y un dolor de cabeza demasiado punzante. Fui al baño de mi planta en la residencia de estudiantes todo lo rápido que pude, rezando para que no estuviera ocupado. Suspiré con alivio cuando lo encontré vacío, aunque tampoco es que nadie fuera a levantarse a las 6 de la mañana un sábado. Me arrodillé ante el wáter y dejé de retener el vómito, no eché nada sólido, tan poco es que tuviera demasiado en el estómago, la noche anterior ya me había encontrado mal y casi ni había cenado. Pensé en que llevaba sintiéndome más cansada y débil de lo normal en los últimos días, al principio lo relacioné con mi periodo, la regla tenía que bajarme... Detuve el hilo de mis pensamientos abruptamente y me di cuenta que tenía un atraso de un par de días, lo cual no era nada normal, solía ser muy puntual. Me levanté rápidamente de mi posición en el suelo, teniendo un leve mareo en el proceso, me apoyé en el lavabo para no caerme y acto seguido me lavé la cara.

-Mierda...- susurré mirándome al espejo.

Pensé en la posibilidad de estar enferma, pero tenía claro que había una opción mucho más probable. Este último mes había sido un caos con tanto estrés por culpa de los exámenes del primer semestre y había olvidado tomar un par de días las píldoras anticonceptivas, y Lena... a Lena como siempre le había importado una mierda y no había utilizado condón, "son incómodos, no puedo sentirte... tranquila, un par de pastillas no harán que las demás dejen de cumplir su función", es lo que me había dicho.

-Soy una estúpida...- me dije a mi misma.

Debería haberme negado, debería haberle exigido que si quería acostarse conmigo debía usar preservativo, pero no lo hice, porque nadie podía exigirle nada a Lena Luthor, y yo tampoco quería negarle nada por miedo a que mi despampanante novia se hartara de mi y escogiera a cualquiera de las múltiples chicas que babeaban por ella en el campus.

Suspiré a modo de derrota, pero decidí no dar por sentada mi teoría hasta no tener pruebas concluyentes. Salí del baño hacia mi habitación de nuevo, y cuando llegué, mi compañera Lois aún seguía dormida. Me vestí en silencio y con la menor cantidad de iluminación que pude, no quería despertarla y enfrentarme a preguntas incómodas. Salí de la residencia a toda prisa, cogí un taxi para alejarme un poco del campus, no quería ir a las farmacias más cercanas, donde mis compañeros solían acudir a por medicamentos. Quería llevarlo todo con el mayor secretismo posible. Cuando entré a la farmacia que había seleccionado, una sensación de ansiedad me comenzó a invadir, ¿y si daba positivo? ¿Qué cojones iba a hacer entonces?

-¿Puedo ayudarla en algo?- la farmacéutica intervino al ver que yo me había quedado de pie sin moverme o decir ni una sola palabra.

-Eeeee... yo...sí.- comencé a balbucear.

-¿Le ocurre algo?- preguntó la mujer preocupada antes la falta de coherencia.

-Yo... creo que estoy embarazada.- contesté, diciendo esas palabras por primera vez en voz alta.

La cara de la farmacéutica cambió a una de comprensión y una sonrisa cálida y amable apareció en su rostro. Durante los siguientes minutos, la mujer me mostró distintas pruebas de embarazo y me explicó cómo debía proceder, me recomendó llevarme varias diferentes para un resultado 100% seguro. También explicó las alternativas que tenía en caso de dar positivo y no querer seguir con el embarazo, todo muy pacientemente, de forma muy amable y sin juzgarme en ningún momento por mi juventud. Me sentí más tranquila y mucho más segura, así que pensé que lo mínimo era explicarle vagamente mi situación, así como el hecho de que no quería levantar sospechas hasta que no estuviera segura. La mujer pareció comprenderme y me ofreció el baño de su farmacia para que hiciera los tests, le agradecí enormemente este gesto antes de entrar al baño para descubrir de una vez la verdad.