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Taehyung's pov

"¡Eres un puto maricón, no te quiero en mi casa!"

"¡Dios, perdona los pecados de mi hijo!"

"¡Ni siquiera Dios perdona una deshonra como lo es tener un hijo marica!"

"¡Perdónalo, Dios. Perdónalo!"

Un ensordecedor pitido acalló los gritos en mi cabeza, aturdiendo a mi mente hasta hacerla doler con intensidad, provocando un despertar completamente desagradable.

Abrí los ojos con rapidez, buscando deshacerme de ese sonido por completo, lograndolo hasta que el dolor de cabeza se apodera de mí mente hasta provocar un quejido intenso.

Cerré mis ojos con fuerza y apreté los costados de mi cabeza para eliminar el dolor que iba aumentando en intensidad.

Estaba apunto de ponerme a gritar por la desesperación, cuando escuche la puerta abrirses y cerrarse, resonando un par de zapatillas contra el suelo de la habitación.

Lentamente abrí mis ojos, encontrándome con la figura de Jeon Jungkook, encantando mi vista, incluso haciendome olvidar mi malestar por un par de segundos. Claro, hasta que éste, celoso de que mi atención lo dejó, decidió intensificarse para mantenerme mal y atento a él.

— Veo que la reacción de las pastillas se desvaneció — dijo Jeon, acercándose más a mi —. ¿Duele mucho?

— Sí — respondí como pude, apretando nuevamente mi cabeza entre mis manos.

— No hagas eso — regañó, apartando mis manos —. Traje una píldora que ayudará al malestar, tomá.

Me negué a tomarla, presionando nuevamente mi cabeza contra mis manos, buscando crear un dolor externo para que mi cerebro ignorara el interno. Siendo en vano al ser mis golpeteos menos intensos que el dolor en mi interior.

— Oye, oye — nuevamente intento frenarme —. Tranquilo, respira...

— Me duele, me duele — me queje con voz grave.

Honestamente, nunca había experimentado un dolor tan intenso como ese.

— Entiendo que duele, pero así te haces más daño — me dijo él con voz dulce, demasiado bueno para trabajar en un lugar como este —. Te traje estás pastillas, ayudaran con la migraña, solo debes tomarlas...

— Lo que quieres es persuadirme para mantenerme drogado, eso es lo que buscan aquí — reclamé, aun sin sentir suficiente fuerza para siquiera intentar escapar —. No voy a tomar nada.

Él suspiró y luciendo bastante agotado se sentó en la orilla de la cama, mirandome con pena. Odio ese tipo de miradas, odio que la gente se compadezca de mí, en serio lo detesto con toda mi alma.

— Entiendo tu frustración, pero no hagas esto más difícil — pidió él, aun utilizando su todo suave —. Te prometo que sólo son pastillas para la migraña, pero si sigues poniendo resistencia, tendré que sedarte.

— ¿Por qué debería confiar en ti?

— No busco dañarte, a nadie en realidad...

— Y aun así trabajas en este lugar, vaya doble moral, verdammter heuchler — busque desahogarme, insultandolo en alemán.

Claro, no espere que me entendiera.

— Seré un maldito hipócrita y todo lo que quieras decirme, pero no es del todo mi culpa que estes aquí, tus padres te enviaron.

— Sólo empeoras todo.

— Lo único que quiero es que te tomes las pastillas, du verstehst?

— Ich hasse dich — le dije y el sólo se burlo, acercando la pequeña pildora a mi boca, llevando después el vaso de agua para que pudiera tragarla.

Paradise in hell | Kookv Donde viven las historias. Descúbrelo ahora