Paradise in hell | Kookv

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Jungkook's pov

Tengo que mantenerme al margen y por lo menos mantener mi distancia, pues aun no es tarde para detener lo que sea que este desarrollando en mi interior a causa de Kim Taehyung.

Pero es tan complicado.
Es complicado retenerme a mi mismo, y es extraño porque llevo toda la vida conteniéndome. Aun así, gracias a este chico de cabellos castaños y ojos almendrados siento que pierdo el juicio y me vuelve completamente loco el saber lo mal que está todo esto.

Simplemente quiero mantenerme como hasta el momento, con una cantidad tolerable de remordimiento por mis acciones, más que nada porque la mayoría de ellas pueden ser excusadas por mi padre, pero esto...

En esto no puedo siquiera decir que él tiene algo que ver, porque definitivamente no lo hace.

Entre al baño de mi habitación como un total desesperado, me apoyé sobre el lavamanos y visualice mi reflejo en el espejo frente a mí. Una mirada de disgusto total es lo que suelo ver, porque cada día al despertar me siento como una basura total. Aun así, no pienso convertirme en una persona peor, no puedo hacerlo.

— Reacciona, Jeon Jungkook — le grite a mi reflejo —, él es un simple paciente como todos los demás, únicamente eso.

Estaba tan alterado que ya respiraba con irregularidad y sentía que mi estómago se revolvía, con el nudo en mi garganta y la cabeza nublada en remordimiento y malos pensamientos, trate de despejarme lavando mi cara.

— No puedes, Jungkook — me dije nuevamente, aferrando mis dedos a la cerámica blanca del lavamanos —. ¡No puedes, no puedes!

Mis manos temblaban, mi cuerpo se sentía pesado y mis rodillas no aguantarían por mucho tiempo. Mi rostro ya estaba empapado en lágrimas, a pesar de que trate de eliminar su rastro lavándolas, ellas siguen ahí.

Es doloroso, duele tanto dentro de mí que simplemente deseo que se termine, que esta pesadilla acabe de una buena vez, simplemente, estoy cansado de vivir así, pero nunca he hecho algo para cambiarlo.

Y es que únicamente tengo dos opciones, aceptar esto y vivir el resto de mi vida siendo enfermero en un lugar como este o simplemente resignarme a vivir como el resto de almas en pena que aun se mantienen luchando por existir en este lugar.

Y entre ser un interno a ser únicamente un enfermero, como todo un cobarde he elegido la opción que creí más sencilla. Siendo casi un karma instantáneo pues mis decisiones pesan sobre mi espalda al punto de hacerme perder el equilibrio total de mi vida. Y cada vez pesa más.

El estrés me consume totalmente, por lo que no dudo en abrir el gabinete detrás del espejo y saco un frasco de antidepresivos, tomando estos para al menos dejar de sentirme como me siento.

Y está mal automedicarme, pero así como está mal todo lo hago y he hecho, es algo que por un momento me aleja completamente de la realidad en la que decidí vivir, porque el ser humano no sabe más que ser egoísta.

Nadie lo sabe, ni siquiera mis hermanas, y es que no es exactamente ético automedicarse y mantenerme básicamente drogado durante mis jornadas laborales. Pero no me importa, no me importa porque estoy dispuesto a apresurar el camino hacia el final de esto.

Un final en el que mi pulso se detenga y todo deje de doler.

— ¿𝘑𝘶𝘯𝘨𝘬𝘰𝘰𝘬𝘪𝘦? — una voz proveniente de mi habitación me alarmó. Los efectos secundarios de esta pastillas aun no han pasado y evidentemente me noto demasiado drogado para salir — ¿𝘌𝘴𝘵á𝘴 𝘢𝘲𝘶í?

No contesté, únicamente me acerque hasta la puerta y recosté mi espalda sobre esta. Sin querer perdí la fuerza en mis piernas y me deslicé hasta caer sentado sobre el suelo.

Las zapatillas de Minsi resonaron sobre el suelo un par de veces, mientras su voz se escucha alejada, tan distante....

Cerré mis ojos por un momento, con la cabeza recostada sobre la madera y la vista hacia el techo, me mantuve en silencio hasta que finalmente estuviera seguro de que ella se ha ido.

Mis ojos pesan, mi cuerpo se siente liviano y una estúpida sonrisa aparece en mi rostro, llevándome al quinto cielo mientras los primeros efectos de mis pastillas van haciendo efecto.

Ya no recuerdo el sonido de la voz de Go Minsi, mucho menos como se escucha mi padre regañándome y humillándome, solo puedo percibir silencio y una extraña sensación de alegría que evidentemente es momentánea.

Y a pesar de que el mundo sigue en movimiento, tan ruidoso y desagradable como solo el puede ser, mi mundo se ha convertido en un lugar lleno de paz y tranquilidad, lleno de lo que siempre he deseado tener.

Nada me importa, nada me preocupa, ni siquiera soy capaz de distinguir el ringtone de mi propio celular, a pesar de que este se encuentra vibrando dentro de mis pantalones.

Por un largo periodo, me mantengo allí, mirando el techo con intriga, sonriendo como un estúpido. Un estúpido que no es capaz de darse cuenta que su felicidad es falsa y que tarde o temprano se tiene que topar con la ridícula realidad.

Porque ahí estaba nuevamente, el recuerdo viviente de mis primeros días en este lugar, de como he visto a las personas encerradas perder su alma y espíritu a causa de la enorme cantidad de drogas y las estrictas clases que son obligados a tomar. Y esta es la parte en la que el remordimiento y el dolor en mi corazón se unen para volverme aun más miserable.
Las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas en un camino sin fin, aumentando las náuseas y el dolor en mi pecho.

¿Cuándo llegará el día en que todo esto se termine?

Únicamente quiero descansar, es lo único que deseo...

Y como si fuese un puta broma, la imagen de Kim Taehyung llego a mi memoria, aquella imagen en su expediente, él sonriendo con felicidad y un brillo en todo su ser, como si nada pudiera detenerle, con esa determinación en sus ojos. Y es que eso es lo que me ha llamado la atención de él, su endemoniada mirada que únicamente me hace saber que él es un tipo audaz y que no va a dar el brazo a torcer. Esa mirada que te hace saber que tiene todo bajo control aun si el mundo a su alrededor se está desmoronando.

Quizá lo que me pasa es que quiero ser como él... o lo quiero a él.