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Yoongi abrió los ojos para darse cuenta que eran pasado el medio día, había pasado la noche en vela pensando, tenia la mente saturada de cosas que lo atormentaban, se levantó con pereza su estómago pedía a gritos algo de comer así que de inmediato...

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Yoongi abrió los ojos para darse cuenta que eran pasado el medio día, había pasado la noche en vela pensando, tenia la mente saturada de cosas que lo atormentaban, se levantó con pereza su estómago pedía a gritos algo de comer así que de inmediato salió  en busca de Jin.

Salió de su habitación encontrándose a Jin al lado de Jimin mientras veían algo en la tv y degustaban algo de comida.

Observó la imagen divertida de ambos comiendo y bromeando.

Jimin al verlo le sonrió amablemente señalando el Bufé que tenían sobre la mesita de la habitación.

     —Buen día, ¿Quieres comer algo? Jin y yo pedimos servicio a la habitación.  —Señaló Jimin lo que tenía en la mano, un budín de chocolate.

Lo pensó bien y por  un momento iba a aceptar, pero al último negó.

     —Debemos salir hay cosas importantes que hacer. Por favor está listo para las 3. —Luego se entró a la habitación y se preparó para entrar a la ducha.

Su estómago realmente rugía del hambre pero al ver a Jimin ahí al apar de Jin  sentado sobre la alfombra rodeado de comida y riendo por lo que veía en  la Tv con sus mejillas brillantes y su cabello revuelto hermosamente le hizo desear demasiado ser él quien estuviese sentado ahí junto al menor disfrutando de aquella actividad como cualquier persona normal al lado de un ser querido.

Eran sentimientos que no debía permitirse, él era alguien hermético con respecto a sus emociones y sabía que no debía actuar por impulso y mantener sus acciones a raya.

Si hubiera aceptado, su corazón le decía que estaba también aceptando que la compañía del pequeño rubio de sonrisa bonita le gustaba más de lo que debía admitir y no quería eso. 

Yoongi no quería esas cosas, él era hombre y Jimin era hombre y lo correcto era mirar a Jimin de la forma correcta, la forma estipulada por la sociedad. No podía ni debía darse el lujo de sentir más por Jimin que un sentimiento de amistad y comenzando por el hecho de qué igual esta ni siquiera existía ya que tenían años de no ser amigos desde la última vez que se vieron.

Yoongi lo recordaba muy bien,  era el último día de la preparatoria y estaba a punto de recibir su título.  Después de ello comenzaría la universidad en un lugar distinto, en un país distinto, con amigos distintos. 

Buscaba entre la multitud a su mejor amigo, lo había conocido 3 años atrás cuando comenzó a estudiar ahí con gente nueva. Fue la primera persona que le había hablado cuando él salió tímido del salón a la hora del almuerzo y se sentó sólo alejado de todo el mundo.  Siempre había sido así, en su instituto anterior no había logrado hacer amigos debido a la fama de su familia.  A pesar de ser un instituto muy prestigioso y estudiantes adinerados él jamás se sintió bien, sentía que no pertenecía a ese mundo.

Le rogó a su padre dejarlo ir a vivir a otra ciudad con sus abuelos maternos y estudiar en una escuela normal, le costó convencerlo y cuando lo logró finalmente creyó que podría vivir una vida normal. 

Ahí fue cuando conoció Jimin, era un niño de 13 años y Yoongi tenía 17 fue su primer y único amigo cuando llegó y se llevó muy bien de inmediato con él. 

Compartieron 3 años juntos mientras  Yoongi observaba como Jimin iba dejando la niñez atrás y pasaba a ser un joven muy apuesto de ojos brillantes y sonrisa encantadora que derretía corazones. Sin embargo siempre supo las preferencias sexuales de Jimin, como su mejor amigo se lo había confesado y Yoongi lo acepto así como él era puesto que no tenía ningún problema con ello.

El problema sobrevino cuando en lugar de sonreír viendo a las chicas Yoongi sonreía perdido viéndolo a él.  Se sorprendió más de un par de veces al descubrirse admirando la belleza de su mejor amigo mientras corría detrás del balón de Baloncesto con el resto del equipo mientras lo observaba desde las gradas.

Se Reprendió mentalmente muchas veces por ello, pero fue el tímido beso que Jimin le había dado en la mejilla ese día cuando después de encontrarlo entre la multitud de la escuela mirándolo y dándole todo su apoyo corrió hacia él para recibir ese abrazo que seguro su amigo le daría sorprendiéndose así cuando en lugar de aquel abrazo que él esperaba Jimin le dio ese beso.

El beso que lo había desestabilizado emocionalmente a él y a todo su mundo. Su mente le negaba mil veces que no era bien visto y que nada de aquello era correcto, que las noches que llevaba soñando con Jimin eran ideas absurdas y sucias, y que los deseos anhelados eran prohibidos y aberrantes.

Se obligó a pensar que eso no estaba bien, porque le dió tanto miedo en ese momento entregarse a emociones nuevas que eran mal vistas, le dio miedo al que dirían, miedo a sentir cosas nunca antes sentidas por él, le dio tanto miedo, miedo de sí mismo y de lo desconocido.  Tanto miedo que se obligó a reprimir cualquier emoción y atraparlas en una caja vieja muy en el fondo de todo su ser.

Por eso se había armado de valor y había devuelto la caja envuelta en un papel verde esmeralda con moño blanco que Jimin le había dado junto con aquel beso y las palabras que se obligó a decir esa vez...

Jimin, ¿Qué haces? ¿Crees que soy un marica también? Dios Jimin no te confundas, yo sólo soy tu amigo nada más...lo siento si te has creído algo más en tu cabeza. Yo no soy Gay. Será mejor que te vayas. Ten tu basura llévatela. 

Aun podía escucharse así mismo diciendo aquello mientras devolvía la caja sin abrir.  Y aún recordaba la mirada empañada de Jimin con sus ojos abiertos de par en par y su rostro rojo y húmedo sin poder articular una palabra. 

Fue la última vez que lo vió mientras se alejaba de él en aquel pasillo del instituto y se unía al grupo de chicos de su grado para la fiesta de despedida a la que había invitado a Jimin,  pero  jamás llegó a su casa para recogerlo.

Nunca más supo de él ya que al día siguiente si tenía la intención de hacerlo no podría ya que su padre había llegado por él para enviarlo a estudiar al extranjero.

Nunca se despidió, nunca le llamó aunque se sabía su número de memoria, nunca hizo nada por buscar a su mejor amigo nuevamente. 

Y cuando regreso a Corea después de acabar la universidad tenia 24 años y ya en su mente solo quedaba un vago recuerdo de lo que había sido su adolescencia al lado de aquel chico de mejillas abultadas y cuando llegó a la calle donde solían vivir y busco su casa con la esperanza de encontrarlo y confesarle que realmente no le era tan indiferente y pedirle perdón ya Jimin no vivía ahí. 

Todo eso estaba muy enterrado y empolvado muy en el fondo de su oscuro corazón y jamás pensó abrir de nuevo aquel recuerdo, aquella  caja... al igual que aquel regalo sin abrir.

No hasta ahora que lo había encontrado, y ahora que había dejado todo atrás, ahora que era un hombre de 29 años hecho y derecho, ahora que se sentía seguro de su identidad de su esencia  ahora estaba de nuevo Jimin ahí. 

Maldijo por lo bajo, su fortaleza no debía decaer,  él era Min Yoongi hijo del Gangster Sur Coreano más temido y respetado de varios continentes. Dueño del Imperial Diamond y líder de él clan Diamante y  descendiente de la dinastía Min, Su poder se debía a la facilidad que tenía que endurecer su ser y poner un muro de fortaleza delante de él que nadie podía traspasar ni derribar ni quitar.

No podía flaquear ahora ni nunca.

Jimin seguiría siendo su objeto de utilidad y nada más. 

Así como en el pasado se había obligado a negar lo que en verdad sentía por Jimin, ahora se veía obligado a ignorar ese sentimiento de culpabilidad y remordimiento que luchaba por aflorar en su ser vil y cruel.

❀~✿ ❀𝕄𝕪 𝔾𝕒𝕟𝕘𝕤𝕥𝕖𝕣 𝕓𝕠𝕪𝕗𝕣𝕚𝕖𝕟𝕕 |𝒴𝑀|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora