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Yoongi jamás había sentido que estar abrazado al frágil cuerpo de Jimin iba a ser la cosa más hermosa que pudiera sentir en el mundo

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Yoongi jamás había sentido que estar abrazado al frágil cuerpo de Jimin iba a ser la cosa más hermosa que pudiera sentir en el mundo. Era la sensación más gratificante que jamás había sentido en su vida, como estar en el cielo, como morir y estar en el paraíso. Es más Yoongi estaba seguro de que Jimin, su Jimin era el paraíso terrenal. Podía haber muerto y no darse cuenta que estaba en el cielo.

El tiempo se había detenido para ambos metidos es aquella burbuja de amor que no querían reventar, pues se sentían muy a gusto así, Yoongi aferrando su cintura y Jimin escondido en su cuello oliendo su aroma. Eso era lo que realmente significa "estar en paz", con sus almas, con su universo de mil colores  que hacía explosión cada vez que sus ojos se encontraban.

Todo mal y toda preocupación al fin se habían ido al segundo plano sólo al sentirse así de cerca. Eso era lo que significa el verdadero amor, el perdón, la aceptación de errores y sobre todo el arrepentimiento. Porque de que servía amar a alguien que habías lastimado y no sentir el arrepentimiento en carne viva, el dolor  causado, y querer hacer algo para cambiar eso, todo eso era lo que encerraba "amar  a alguien" no solo los días buenos, ni los mejores momentos, ni las sonrisas, ni los besos y el placer carnal. Él verdadero  amor iba mucho más allá de todo eso.

Estaba en amar, perdonar y  aceptar.

Y todo aquello a Yoongi y Jimin era lo que les faltaba para ser completamente feliz uno con el otro.

De ahí, todo lo demás ya venía por  añadidura.

     —Jiminie te amo, ¿lo sabes verdad? —Rompió el para nada incomodo silencio Yoongi.

     —Lo sé. 

La canción había acabado y ellos aún seguían meciéndose con una melodía inexistente o quizá si existía pero dentro en sus almas. La melodía del amor que sólo ellos podían percibir.

Luego sin demasiadas ganas se separaron, Jimin miró la caja verde en el suelo donde momentos antes había leído aquella carta y se volvió a sentar indicándole a Yoongi que hiciera lo mismo.

El pelinegro lo hizo, se agachó a su lado y miró como Jimin se guardaba la carta en su bolsillo de la chaqueta; luego levantaba la caja.

Era momento de terminar de cerrar aquel portal al pasado por el cual habían viajado, Yoongi con su carta y Jimin con su regalo, ambas cosas significativas que habían pertenecido a una historia inconclusa, que quizá en aquel momento no estaba en los planes del destino llevar a cabo  pero que aún así volvía a ponerlos en el camino para cerrar aquel círculo.

Así que Jimin con sus mejillas rojitas y sus labios abultados en un puchero suspiro.

     —Este regalo es para ti Hyung lo hice con mucho cariño. Espero que te guste mucho.

Jimin entregó finalmente la caja con el obsequio que había hecho para Yoongi, aún recordaba que había pasado horas y horas haciéndolo. 

Yoongi tomó el regalo que en su momento había rechazado y pasó saliva, ya las cosas habían pasado y no podían volver atrás pero si podían cambiar el futuro, ese era el comienzo que ambos en verdad se merecían. Lentamente abrió la caja quitando  el  viejo y gastado papel  despacio y sacó de adentro una cosa grande envuelta en un plástico cuidadosamente colocado, era un bello peluche de Kumamon hecho a punto de crochet y lana por Jimin, los ojos de Yoongi se iluminaron acompañados de una gran sonrisa, era su favorito cuando era adolescente y pasaba horas hablándole a Jimin de él.  De hecho aún ahí en esa olvidada habitación había un gran póster del muñeco Japonés en la pared.

❀~✿ ❀𝕄𝕪 𝔾𝕒𝕟𝕘𝕤𝕥𝕖𝕣 𝕓𝕠𝕪𝕗𝕣𝕚𝕖𝕟𝕕 |𝒴𝑀|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora