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Por fin, tras 3 duros largos meses se había dado la noticia que la guerra había culminado, si, por fin.

Después de la jugada maestra de Konoha, Iwa no tuvo otra opción que rendirse y pedir clemencia al Destello amarillo de Konoha.

Tras a ver hecho a un lado a Iwa, solo quedaba Kiri, está vez no fue tan difícil, con la amenazada del Sanbi neutralizado a manos de Kakashi Hatake, Konoha se proclamaba cómo la nación y aldea victoriosa de la tercera guerra mundial shinobi.

En este momento, en un día soleado y resplandeciente, todos los aldeanos y algunos Shinobis que habían en la aldea de reunieron para darle la bienvenida a los héroes de guerra.

Cientos de Ninjas desfilaban por la calle de Konoha, cansados y heridos.

Algunos rostos mentalmente pero aún con ánimos de ver una vez más a su familia.

Una vez que ya todos los Shinobis habían pasado, un fuerte grito de los aldeanos resonó por todos lados, gratitud y felicidad al ver a dos tipos entrar de últimos.

Él Destello amarillo de Konoha y su alumno, Hatake Kakashi.

Él hombre rubio caminaba con un claro rostro cansado pero esbozaba una leve sonrisa al estar en casa, y con ganas de volver a ver a su hijo después de tres meses.

Él peli plata tenía una mirada muerta y parecía que su cuerpo estaba en piloto automático, caminaba solo por qué sus piernas lo hacían.

Los nombres de los dos héroes de guerra más reconocidos paso por todas la bocas de los aldeanos.

Aplausos y más aplausos iban dirigidos a los dos Jounin más poderosos de Konoha.
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En la plaza central de Konoha, Había una gran Tarima en dónde El Sandaime acababa de dar un discurso motivador a sus cientos de Shinobis.

Un grito de alegría ensordecio a todos cuando fueron despedidos con unas vacaciones aproximadas de dos meses.

Minato se Dirigió lentamente hacia su casa, estaba cansado, pero ese cansancio era aplacado por las ganas de volver a ver a su hijo.

Y a lo lejos lo vio, sentado en las escaleras que daban a la puerta de su casa, sus ojos se llenaron de lágrimas al ver.

Ahí, con la mirada perdida y sin hacer ningún movió.

Había crecidos a lo que recordaba, su cabello también era más largo.

Lentamente se acercó y vio como su hijo alzaba su mirada, de inmediato vio como sus ojos azules oscuros obtenían una luz y se llenaban de lágrimas.

No pudo mi parpadear cuando sintió como su hijo se estrellaba contra suyo.

No pudo siquiera argumentar nada cuando escucho unos leves sollozos provenir de su hijo.

Sus ojos se suavizaron y abrazó con fuerza a su hijo, mientras que de sus propios ojos lágrimas escurrían.

Tras 5 minutos de mantenerse en la misma posición, Minato por fin escuchó que Naruto cesó sus sollozos, Lentamente bajo su mirada y observó cómo su hijo se había quedado dormido en su pecho.

Una sonrisa adorno su rostro mientras silenciosamente se ponía de pie y se dirigía a su casa, abrió la puerta en silenció y comenzó a dirigirse arriba, cuando llegó a la habitación de Naruto depósito al chico en la cama.

De inmediato el niño hecho falta la calidez de la cual estaba siendo rodeado hace unos segundos.

Minato solo sonrió con cariño mientras lo observaba, una sonrisa amorosa adorno el rostro del héroe rubio mientras se agachaba y depósitaba un beso en la frente de su hijo.

Asesina Para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora