6

1.5K 179 17
                                    

Su octavo cumpleaños había llegado rápidamente: Había crecido un poco desde la última vez, su entrenamiento ahora había avanzado y sentía que cada vez era más fuerte.

Después de su último show con Itami se había alejado por completo de ella y de todo lo que tenía que ver con Uchiha.

De ve en cuando iba a visitar Kusui y jugar un poco con él, y jamás se olvidaría de Kushina.

La mujer le había comentado que se había retirado y ahora era un simple civil y ama de casa: Eso lo sorprendió un poco y él intento aludirla para que olvidará esa tonta idea y que volviese a ser Shinobi.

Pero Kushina se negó rotundamente y comentó que era muy peligroso que ella saliese de la aldea... comentó por encima al Kyūbi no queriendo nombrarlo.

Pero Naruto no era tonto y al momento que Kushina de escuchar a Kushina sus ojos se llenaron de odio por unos segundos.

Eso preocupo a Kushina quien logró observar ese chispazo de odio pero no pudo decir nada cuando Naruto de puso de pie y se despidió amablemente.

Ella solo vio como desaparecía un borrón.

Y ahora se encontraba allí, encima de la cabeza de su padre en el monte Hokage observando a Konoha que Lucia hermosa.

El sol de estaba ocultando a lo lejos reflejando un hermoso color naranja por todo el país.

Por suerte hoy tendría una misión, el Hokage lo había rehabilitado hace un mes y ya le permitía hacer misiones, no lo había añadido algún equipo normal, sino que en cada misión que salía era acompañado por dos Anbu.

No se negó en ningún momento, es más. Casi le agradece. Los Anbu eran callados y no hacían ni un ruido con sus bocas durante todos los días que llevaba sus misiones.

Tampoco eran tan complicadas y no implicaban ir a muchos kilómetros de distancia de la aldea.

Lo más lejos que había ido eran a unos 150 kilómetros, un viejo rico que quería una escolta.

Su trabajo fue limpio y consiso. No sé encontraron con algún problema a excepción de unos delicuentes de pocamonta que fueron aniquilados con un solo movimiento de su mano.... Literalmente.

Hoy por fin tendría una misión un poco más alta de Nivel, una Rango C.

Unos cuantos genin's descarreados de la última guerra estaba causando problemas en una aldea de comerciantes en las fronteras de Konoha.

Era simple, ir, acabar con ellos, cobrar la recompensa y volver. Fácil y sencillo.

Aún faltaba una hora para eso, así que aún podía continuar hablando con su padre... Si, venía allí y hablaba un buen rato con la cabeza tallada de su padre.

No tenía personas para expresarse como lo hacia con su padre, así que encontró algo en lo que podía hacerlo....

En fin, se puso de pie y comenzó a bajar la montaña lentamente y dirigió a su casa.

Cuando llegó comenzó alistar algunas cosas que necesitaría para su misión, provisiones y una tienda para dormir.

Los rollos de sellados que su padre había dejado eran útiles y no necesitaban un alto entendimiento en Fuinjutsu para utilizarlos.

Era simplemente añadirles chakra y ya.

Cuando terminó de empacar cosas fue por armas: Entró a la bodega de armas de su padre y suspiro cuando vio todo.

Una capa blanca colgada de la pared y múltiples Kunais de tres puntas clavados en un tronco.

Se acercó y tomó tres con suavidad. Eran más grandes que los normales y pesaban más.

Asesina Para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora