Boku No Lujuria Academia (+18)

10. Hado Nejire

Si me preguntaran ¿quién es la más bonita de la U.A.? Sin duda alguna diría que es Nejire. La chica más carismática y hermosa de U.A. sin duda alguna.

Con el enjambre de hombres tras de ella, siendo "amables" ofreciendo servicios como; llevar su mochila a la aula o diciéndole todo tipo de cumplidos para ser vistos por esa diosa.

Hasta un rechazo por parte de ella sería lo mejor que les pasará en la vida.

Pero eso jamás pasará, Nejire aunque esté totalmente agotada de ser perseguida jamás, enserio JAMÁS sería cruel o grosera con esas personas. La paciencia es algo que la caracteriza.

Y ahí estábamos, intentando salir del aeropuerto después de regresar de un viaje escolar, cansados y somnolientos, ocultando a la peli morada de sus fans.

Con mucho esfuerzo y lentes de sol, logramos salir ilesos de la ola de hombres con hormonas al tope.

Llegamos a nuestros respectivos dormitorios, deseando descansar y dormir, aunque haya sido un viaje para descansar, fue agotador.

— Bu- buenas noches, que descansen — se despedía el tímido Tamaki de nosotras.

— ¡Sí, tienen que recuperar sus energías! — decía tan animado Mirio ¿cómo y de dónde sacaba toda esa energía?

Vi como sus siluetas desaparecieron por el pasillo dejándome sola con Nejire, subimos por las escaleras hasta nuestros dormitorios sin decir ninguna palabra, realmente estábamos agotadas.

Abrí la puerta de mi cuarto metiendo primero la pequeña maleta que llevaba, viendo como Nejire intentaba meter sus DOS maletas a su habitación. Intente ocultar la sonrisa burlona que se formó en mi rostro.

Tímida y rígida algo que solo yo podía ver, algo que era mío, de mi propiedad, una faceta que nadie más verá.

— ¿Quieres pasar un rato? — susurró en voz baja.
No dije nada, solo la mire unos segundos, cerré la puerta de mi habitación, caminé hacia ella, metiéndome a su habitación detrás de ella para cerrando la puerta de su habitación.

Un silencio penetrante era lo que había, pero no incomodo, me senté en la orilla de su cama esperando lo que fuese que quisiera.

Se paró enfrente de su espejo, se quitó los lentes juntos con su saco, tenía puesto un lindo vestido color negro que se ceñía a su esbelta figura, su trasero bien formado sobresalía y ni hablar de sus pechos, eran lo máximo. Sus piernas largas relucian gracias al color de la prenda, ayudaba apreciar su tez blanca.

— ¿Me... puedes ayudar? — dijo señalando el cierre de su vestido, recogió su cabellera haciéndola a un lado. Me coloqué atrás de ella tomé el cierre y comencé a bajarlo lentamente, escuché un leve jadeo salir de su boca, el cierre llegaba hasta el inicio de su trasero.

— Listo — susurré cerca de su oído, pasé mis manos por la piel desnuda de sus hombros hasta llegar a sus brazos, entrelace mis dedos con los suyos.

— Te extrañé — reí, su voz era baja y clara, podía escuchar como su pulso aceleraba. Le di vuelta, cara a cara.

— ¿Qué extrañabas? Estuve contigo todo el viaje, no hay razón para extrañarme — le dije, rodee la cintura con ambos brazos acercando su cuerpo al mío, sus ojos cautivan a los míos no podía dejar de verlos.

— Que te importa — dijo burlona, sonreí. Le quité el vestido por completo este se resbaló por sus piernas.

— Puedo hacerlo yo misma — dijo mientras se volteaba a mí.

— Sí, pero yo lo hago mejor — sonreí socarrona, vi sus pechos, no tenía sujetador, mis ojos se dirigieron a las pequeñas bragas que usaba de encaje. Mordí mis labios, su cuerpo era perfecto.