Dash abrió los ojos lentamente, con una expresión cansada, miró el oscuro cielo estrellado, sin luna visible, imaginó que estaba en otra posición fuera de su vista, atrás de su cabeza, había un árbol algo grande, que por el viento, se deshojaba lentamente.
Los recuerdos golpearon su mente como un balde de agua fría, se quedó quieto un momento, ahora con los ojos bien abiertos, lo tenía que admitir para que el ego no se le suba a la cabeza, tenía miedo de estar dentro de ese traje, no quería moverse.
Pasaron los segundos, los minutos, y nada sucedía, solo el árbol que movía sus ramas con el viento, así que abrió y cerró su puño en la mano derecha, lentamente.
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Nada, sentía el viento pasar por las aberturas entre sus dedos, el pasto debajo de él, nada metálico, nada de látex o plástico.
Aún con miedo, levantó la cabeza y miró su cuerpo, logró calmarse viendo que tenía su ropa holgada, ahora que lo notaba, sus manos estaban intactas.
Se sentó en el pasto y continuó mirando su cuerpo, después analizarse y entender que estaba completo y como si nada, miró sus alrededores, parecía que estaba en un parque, uno muy hermoso.
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Si estuviera en Latam, probablemente estaría bien cagado, pero el magnífico ambiente lo calmó, todo se veía tan natural, tan hermoso...tan inhumano.
DASH: Bueno, no estoy en Iztapalapa, eso es bueno - bromeo un poco para calmar sus nervios -
Se levantó sin mucho esfuerzo, parecía que sus huesos, músculos y tendones estaban completamente bien, se alivió bastante.
Ahora más tranquilo, colocó sus manos en sus bolsillos, notó de inmediato que no tenía su celular, y su muñeca se sentía libre, así que tampoco estaba...'eso', pero no le importó, ahora eso podría ser una distracción para la hermosa vista.
Continuó caminando por aquel parque tan bello, había iluminación discreta, el camino era uno de tierra, y a pesar de eso, muy limpio, sin basura, o sin alguna otra cosa que no sea tierra, grava y piedras pequeñas naturales, que hacía un juego muy bueno con el ambiente natural.
Luego de varios minutos de ver bancas de madera con algo de vegetación, creyó que tal vez estaba en un parque abandonado, o para ponerse más histérico, en el apocalipsis, pero esa idea no cuadraba.
Para empezar, había ciertos señalamientos, que aunque igual tenían ese decorado natural, se veían intactos y limpios, como si nada, y luego, a lo lejos, probablemente en los límites del parque, podía ver algunos edificios iluminados.
