˚ 𓏲 ͎ ࣪𓂃˖ 🍂 Capitulo X

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Un rayo de sol matutino, se filtra por las cortinas, derramándose en el rostro de un desorientado Sanemi; aprieta los párpados por inercia, intenta dar la vuelta para evitar la iluminación, no obstante, le provoca un dolor punzante en la cabeza

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Un rayo de sol matutino, se filtra por las cortinas, derramándose en el rostro de un desorientado Sanemi; aprieta los párpados por inercia, intenta dar la vuelta para evitar la iluminación, no obstante, le provoca un dolor punzante en la cabeza. El estridente sonido de la alarma inunda el ambiente, se queja en voz alta, y entonces, los recuerdos de la noche anterior lo golpean de manera violenta. Shinazugawa esconde la cabeza bajo la almohada con la esperanza de que eso funcione para que la melodía pare de martillear en sus oídos, y que los recuerdos dejen de atormentarlo; no obstante, una a una, las secuencias del desastroso incidente, se reproducen como una de esas películas de mala calidad que le gusta ver a Genya. Rendido, estira su diestra, buscando a tientas el aparato que causa tal alboroto; su paciencia se termina al no encontrar nada, aleja la almohada, lleva ambas manos a su rostro mientras la vergüenza se cuela por cada poro de su piel; en ese momento desea que la tierra se abra y termine por devorarlo, pero sus caprichos no se cumplen.

Con pereza, se arrastra fuera de la cama, los mechones de su flequillo caen sobre su rostro ocultando sus ojos tras las hebras, lo que hace que camine con torpeza hasta el teléfono que descansa en la mesa de café; desactiva la alarma y se queda observando la pantalla durante algunos minutos, totalmente desconcertado. De pronto, se siente como un niño nuevamente, tan asustado que no puede pensar con claridad. Su primer impulso es hablar con Giyuu, pero sabe que no es correcto hacerlo en un momento como aquel; su corazón se estruja. Los sentimientos se arremolinan en su pecho, crean una tormenta que nubla su pensamiento y de manera inevitable, la culpa y el arrepentimiento lo engullen. El murmullo de la puerta abriéndose lo saca de su estupor. Shinazugawa corre hacia el sonido en un movimiento rápido, sin importarle el dolor constante en sus sienes; guarda la esperanza de ver a Tomioka en el recibidor, más la sorpresa lo invade al ver a Tengen.

—¿Qué haces aquí? —cuestiona, mostrándose a la defensiva.

—¡Buenos días! Sí, yo también estoy bien —responde con ironía, pasa por un lado y deja caer una bolsa en la mesa. —Te traje cosas para la resaca.

—Yo no te pedí que trajeras esto —reniega, aun así rebusca en la bolsa. —¿Y cómo demonios entraste? Nunca te dí una llave.

—Giyuu —la mención parece ser suficiente para explicar, Tengen se tira en el sillón sin apartar la mirada de él. —Hablando de eso… ¿Qué fue lo que pasó ayer?

—Ya sabía que no vendrías tan temprano solo por ser un buen amigo —puede ver a Tengen arqueando la ceja inquisitivamente. —Es una estupidez, ¿de acuerdo?

—No parecía una estupidez ayer, Shinobu se veía muy seria —expresa en un intento por obtener más información.

—Eso es algo entre Kocho y yo —toma en sus manos un vaso, lo llena con agua y engulle una de las pastillas que Uzui compró para él.

Tengen suspira, para él nunca ha sido fácil hablar con Sanemi sobre este tema; desde antaño fue muy hermético al respecto, como si le gustara relegar sus sentimientos a un rincón muy profundo en su corazón y luego los dejará morir sin ceremonias. Tengen también es una de las pocas personas que saben lo absurdamente enamorado que Sanemi está de Giyuu y ha presenciado la manera en que Shinazugawa se ha hecho a un lado para permitir que Tomioka sea feliz con Kocho.

Memorias Al Óleo. ❴𝐔𝐳𝐮𝐑𝐞𝐧❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora