Llevar a Sanemi a casa, es una odisea digna de un héroe mítico, o al menos, así lo percibe Kyojuro. El ambiente dentro del auto es pesado, Shinazugawa no deja de quejarse en voz baja, pese a ser él quien lo propició, mientras tanto, Tengen ordena, en repetidas ocasiones, que guarde silencio. Rengoku podría reírse de la manera en que discuten como niños, de no ser porque es consciente de lo ebrios que se encuentran. Afortunadamente, su destino no se encuentra lejos y al llegar, es Uzui quien toma la tarea de acompañar al necio de Sanemi al interior del domicilio. Rengoku decide quedarse en el auto; los observa alejarse, entre empujones y una discusión acalorada; no cree prudente intervenir, por lo que, espera con paciencia y entonces se relaja en el asiento.
Cierra los ojos un breve instante, a la vez que pequeñas secuencias sin sentido, se reproducen en su cabeza y escucha un suave arrullo que lentamente lo transporta a algún lugar en sueños. Respira profundamente, parpadea un par de veces y da un vistazo a su entorno, sin embargo, el panorama ha cambiado; el intenso aroma metálico inunda el ambiente, su cuerpo duele y sus pulmones luchan por rescatar el aire a su alrededor, pese a resultar una tarea titánica. Intenta moverse, pero eso solo provoca más dolor, así que se queda quieto en su lugar.
Puede sentir un ligero ardor que recorre desde su estómago a su garganta, por inercia, baja la mirada a esa zona. La sorpresa se apodera de él cuando ve la enorme herida que se abre paso por su carne, el color carmesí manchando la ropa que lleva puesta, cada vez tornándose más intenso y brillante; de pronto, un imperioso sentimiento de angustia se apodera de él. Hace el intento por hablar, en cambio, lo único que consigue es que la sangre se derrame un poco más; jadea, mientras busca una manera de comprender lo que está sucediendo, sin embargo, la confusión persiste.
—Rengoku… —reconoce esa voz, mas no sabe de dónde ha venido. Busca con desespero el origen del sonido. —Rengoku…
Siente cómo su mejilla se humede cuanto más le llama, el corazón le pesa y el perpetuo sentimiento de tristeza lo abraza de nuevo. Le da la sensación de estar hundido en un mar tempestuoso, en tanto la presión se vuelve cada vez más intensa; aún así, no es capaz de cambiar la situación, pese a los arduos intentos, se mantiene en aquel extraño sitio, envuelto en la oscuridad. Sin previo aviso, un destello plateado se escabulle por el rabillo del ojo, una imagen borrosa que emana un fulgor cálido y la sacudida que viene después, le obliga a salir de aquel espacio onírico.
—Rengoku, despierta —desconcertado, mira a Tengen con ojos desorbitados. —¿Estás bien?
Los iris magenta le miran con atención, Kyojuro parpadea un par de veces, aún aturdido por la pesadilla; no sabe en qué momento Tengen volvió al auto, pero rápidamente nota que siguen frente a la puerta de Shinazugawa. Pretende responder, no obstante, el nudo que se ha formado en su garganta, se lo impide. El dolor se enraiza en su pecho, evita que diferencie entre el sueño y la realidad; se obliga a asentir, mientras desea que la preocupación que expresa el contrario, sea apaciguada con ese gesto.
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Memorias Al Óleo. ❴𝐔𝐳𝐮𝐑𝐞𝐧❵
FanficTengen Uzui ha tenido sueños periódicamente sobre alguien a quien no conoce... Aún. Plasmar el rostro del hombre con cabellos del color del fuego que le asalta en sueños, se convierte en su nuevo pasatiempo. Las cosas dan un giro cuando descubre a...