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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓

La alarma de Joseph resonó por toda la habitación

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La alarma de Joseph resonó por toda la habitación. Un quejido salió de la boca de ambos, pues era verdad que estaban cansados y ¿Cómo no estarlo? Pasaron casi toda la noche hablando. Joseph tenía uno de sus brazos al rededor de la cintura de Charlotte, cosa que la británica pudo notar recién cuando logró abrir sus ojos.

— Buenos días, Lottie. — Habla Joseph con voz somnolienta usando su otra mano para restregar sus ojos.

— Buen día, Joe. — Saluda sonriente.

— ¿Te gustaría bañarte? — Pregunta el británico mientras observaba a la contraria quién no tardó en asentir. — Puedes hacerlo aquí si gustas.

— ¿Y tú?

Joseph sonríe, para así levantarse de la cama. — Puedo bañarme después de ti, no hay problema.

— Está bien. — Contesta Charlotte imitando su acción.

— Hay toallas en el mueble. — Apuntó Joseph.

La rubia se levantó de la cama entrando al baño después de tomar su ropa. Buscó una toalla en el mueble que anteriormente le dijo Joseph, y se dispuso a bañarse.

Por otro lado Joseph estaba haciendo la cama con una sonrisa de oreja a oreja. Acababa de dormir con la chica que le gusta, no terminaba de asimilarlo por completo, hasta hubo un punto donde creía que todo lo había soñado pero se alegró aún más al saber que no era así. Cuando finalmente había acabado con la cama, se dirigió hasta el closet tomando una sudadera de color gris dejándola en la cama para entregársela luego a Charlotte, pues el día anterior pudo notar que no traía ninguna.

Al saber que aún tenía tiempo, caminó hasta la cocina para poner agua en la cafetera y comenzar con la preparación del desayuno. Pero tardo tanto en decidir qué podía hacer para acompañar el café, que Charlotte se encontraba entrando a la cocina.

— ¿Preparando el desayuno? — Pregunta llamando la atención de Joseph.

— Al menos eso intentaba. — Una risa sale de sus labios inevitablemente. — ¿Te parece si pasamos a comprar algo para comer en el camino?

— Me parece perfecto, Joe.

— Bien, me baño rápido y salimos. — Dejó un beso sobre la cabeza de la chica para caminar hacia el baño.

Charlotte se sentó en el sillón y tomó su celular revisando los mensajes que había recibido durante la noche. Entre ellos encontró uno de Joe, el cual abrió rápidamente.



𝖽𝖺𝗇𝖽𝖾𝗅𝗂𝗈𝗇𝗌   |   𝗃𝗈𝗌𝖾𝗉𝗁 𝗊𝗎𝗂𝗇𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora