Capítulo 16 | Preguntas sin respuestas.

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La alarma sonó exactamente a las siete en punto.

El día parecía haber comenzado con nubes grises anticipando que caería una tormenta más tarde. Por una de las ventanas de la habitación se colaba una fresca brisa mañanera que erizó los vellos del cuerpo de Jongho. De inmediato sintió unos brazos rodearle la cintura y una cálida respiración en su nuca.

—¿Dormiste bien? —preguntó una voz adormilada en su oído.

Jongho sonrió, estirándose un poco antes de encogerse nuevamente entre los brazos de su acompañante.

—Sí, ¿y tú?

Doyoung asintió con un leve sonido, casi similar a un ronroneo.

Permanecieron así cinco minutos más hasta que la alarma sonó nuevamente, recordándoles a ambos que tenían labores que hacer. Jongho fue el primero en salir de la cama, colocándose un hoodie de su pareja y caminando descalzo hasta el baño. Doyoung miró tontamente al chico castaño. Sentía como si fuera golpeado por una corriente eléctrica cuando lo miraba; solo podía sentir su corazón latiendo rápidamente y un calor muy familiar acunándose en su pecho.

Estaba enamorado hasta las venas de Jongho y no podía evitar emocionarse con la idea de pasar el resto de sus días viviendo con él, de verlo despertar todas las mañanas a su lado y de compartir cosas tan cotidianas como cepillarse los dientes. Era su más grande sueño desde que tuvo uso de la razón y descubrió sus sentimientos por el universitario. Desafortunadamente, las cosas no estaban marchando tan sencillas para ellos dos, pues nunca imaginaron que Eun sería un obstáculo. Sin embargo, Doyoung amaba tanto a Jongho que estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario con tal de que Eun mejorara su relación con su hijo único.

Él definitivamente no quería ser la razón por la que ese vínculo de madre e hijo se rompiera o tensara.

Aún recuerda las palabras hirientes que soltó la mujer el primer día que cenaron todos juntos después de anunciar la formalización de su noviazgo.

—No importa lo mucho que lo ames, llegará un punto en donde alguno se terminará aburriendo del otro y ese será el fin de su perfecta relación.

—Mamá...

—No puedo aprobar esto.

—Doyoung es una buena persona, lo conoces mejor que nadie.

—Lo sé, por esa misma razón no puedo aprobarlo. ¿Qué sucederá cuando alguno de los dos quiera tener hijos o desee un estilo de vida normal?

—¡Podemos tener un estilo de vida normal también! ¡Podemos adoptar!

—¿Y criar a un niño que vivirá confundido? —preguntó Eun, su voz era tosca e hiriente—. Pueden estar juntos y jugar un rato, pero cuando quieran formalizar aun más esto, no cuenten conmigo.

Desde ese día ambos supieron que debían mantener límites con ella.

Después de una rápida ducha, Jongho salió aseado y oliendo tan bien que Doyoung no se resistió a acercarse y plantar un sonoro beso en su frente.

—¿Qué haces? —preguntó Jongho con una sonrisa tímida.

—Hueles bien.

—Tú no, así que deberías darte un baño también —dijo con burla, intentando escapar de los brazos que lo sujetaron por la cintura.

—¿Ah no? —cuestionó Doyoung con diversión. Dicho eso, exhaló una bocana de aire en la nariz del más bajo, provocándole una mueca de asco.

—¡Doyoung!

Fantasma de ti-sanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora