Capítulo 1.

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Sakura se encontraba en el Ichiraku sin siquiera haber probado el platón de ramen que tenía en frente. Después de llevarle los reportes semanales a Naruto, paró en el lugar con la idea de comer algo rápido y volver al hospital, pero ni bien acercaron su pedido, sintió como una pared dura envolvía su estómago. 

Llevaba así hacía ya unos días, la demanda en el hospital era mucha, y por si fuera poco, esa misma mañana le habían notificado que Sasuke se había vuelto a marchar, sin siquiera avisarle, ni despedirse. Gracias a eso, su ansiedad había aumentado el doble, o el triple durante las últimas horas.

Luego de irse la primera vez, había vuelto después de pasarse dos años fuera de la aldea. Sakura le había ofrecido quedarse en su casa, porque... después de todo eran pareja... ¿No? Y eso era lo que las parejas hacían, vivían juntos.

Él se había negado, y había preferido irse a una posada cerca de la oficina del Hokage. Ella lo iba a visitar a diario, pero él nunca le ponía especial atención.

Ni siquiera cuando tuvieron su primer beso pudo sentir algo de afecto en él. Y aún así, ella seguía buscando, ella seguía tratando de encontrar algo bueno en su corazón, aunque la lastimara, aunque siempre poco a poco rompiera su esencia, aunque siempre encontrara una manera nueva de romper su corazón.

¿Por qué se iba? ¿Por qué no le avisó? ¿Por qué siempre sea de la manera que sea lograba desarmarla? No había durado ni dos semanas en Konoha, ¿estaba huyendo de ella?

Cuando volvieron a verse, habían pasado dos largos años desde que ella lo había despedido en la entrada, y ahora se había marchado de nuevo, pero la diferencia era que esta vez ni siquiera le había dado la oportunidad de decirle adiós...

Le dolía, le dolía mucho. Le había prometido volver... volver por ella, y cuando lo había hecho, solo había logrado herirla con su indiferencia.

Sus palabras habían sonado tan sinceras a sus oídos…

"Volveré por ti..."

Pero la verdad era que ella ya había descubierto su mentira, y estaba sufriendo por su culpa una vez más. 

Sonrió con tristeza pensando en lo tonta que era… se sentía traicionada, triste, y abandonada.

Hizo una pausa en sus pensamientos, y analizó la última palabra que había aparecido en ellos. Se había dicho…

¿Abandonada? 

Para abandonar a alguien primero tienes que ser cercano a esa persona, o al menos tener algún vínculo el cual romper, y ellos nunca estuvieron particularmente cerca, ni mucho menos habían formado dicho vínculo. 

Los continuos desprecios que él le había dado eran prueba de eso.

"No te acerques tanto, podrían vernos y no sería correcto..."

"Te dije mil veces que me pidas permiso antes de venir a verme..."

"Sabes que no me gustan las muestras de afecto en público..."

Tragó seco al recordar que solamente tuvo unas pocas conversaciones 'profundas' con él, y en muchas de ellas él había dejado muy claro que no la soportaba, o que era una fastidiosa.

¿A quién quería engañar lloriqueando y pensando para sí misma "me abandonó"? 

No la había abandonado, sencillamente nunca le había importado, y eso era lo que más la lastimaba. Ridículamente se había hecho falsas ilusiones cuando él envió un papel viejo y pobremente escrito, consolandose con él cada vez que se sentía mal.

Hilos de ChakraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora