Capítulo 3.

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Un nuevo día comenzaba y el sol inundaba a todo Konoha. Sakura abrió las cortinas de la ventana de su habitación y se estiró para luego dirigirse al tocador.  Tras lavar sus dientes y lavar su rostro, prosiguió a meterse en la ducha para relajar su cuerpo. 

Hacía ya dos meses que se había mudado, y ahora vivía cerca del hospital. Su madre no estaba muy contenta con la decisión, siempre que tenía la oportunidad le pedía que vuelva, pero la joven una y otra vez rechazaba su petición.

No porque no quisiera estar con sus padres, sino porque quería estar sola, tener su propio espacio. Tuvo la suerte de conseguir un departamento barato y pudo financiarlo a pagar en cuotas; además, su trabajo le permitía mantenerse ella sola.

Sabía bien que ya no era una niña, y ella misma reconocía que había madurado muchísimo luego de lo acontecido en los últimos meses. Así que ahora se limitaba vivir como lo que ya era, una joven de dieciocho años. 

Salió de la ducha, se paró frente al espejo y acaricio su vientre. Tenía una marca en la piel con dos rayas y una que cruzaba a ambas, como si formaran el signo "desigual". Cerró los ojos, y volvió a revivir ese momento. 

–No tiene sentido que sigamos esta pelea, como vemos, ellos son mucho más fuerte que nosotros… 

–¿Qué? Kakashi sensei, no puedo creer que justamente usted me esté diciendo esto.

–Tiene razón, Sakura, si nos presentamos de nuevo en el campo de batalla, solo lograremos desconcentrar a Naruto y podría ser peligroso -Iruka Sensei chasqueó la lengua frustrado.

–¿Así va a ser...? 

Kakashi había volteado, y había visto a Sakura en el suelo, con la cabeza escondida en su pecho. Había sentido que algo se rompía dentro de él.

–…¿vamos a dejar solo a Naruto? Si no fuera por él, ahora estaríamos muertos…

–No tenemos fuerzas, todo nuestro chakra se acabó, tú no puedes entrar en combate Sakura, eres una ninja méd...

–¡Y eso qué! ¿Por eso voy a dejar que mi mejor amigo de su vida por mi y no hacer nada? ¿Voy a quedarme mirando mientras lucha solo y otra vez se arriesga sin hacer al menos el intento? 

–¡Sakura, estás sangrando! -Kakashi sensei corrió hasta ella.

–Yo no… -diciendo esto, cayó al suelo desmayada.

–Sakura tiene una herida y no dijo nada… -Iruka se mostró sorprendido.

–Seguramente lo ocultaba para que no le neguemos la posibilidad de luchar, Sakura…

Kakashi acarició su rostro, y se la llevó al campamento médico de inmediato.

*****

Suspiró, y se acarició un poco; luego comenzó a prepararse para ir al hospital.

Al terminar de secarse con una pequeña toalla, sin darse cuenta estaba observando desde su espejo su brazo derecho, y ahí estaba de nuevo la incertidumbre. Frunció el entrecejo, como queriendo comenzar de nuevo a sacar conjeturas del asunto, pero decidió que eran tonterías, y luego de un desayuno rápido, salió hacia su trabajo.

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Sakura caminaba distraída, había olvidado que faltaban dos días para el cumpleaños de su padre, y aunque ya tenía el regalo, le preocupaba el hecho de no saber si llegaría a tiempo. Últimamente la demanda del hospital era mucha, así que siempre estaba con el tiempo justo para todo.

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